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“Estigmatizar el Valle de Aburrá no es sensato ni justo​​”


María del Pilar Restrepo Mesa, subdirectora Ambiental del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, sostiene que no se trata de desconocer la problemática de calidad del aire en la región; sino de que se sepa cómo se trabaja y cuáles son los esfuerzos que se hacen para solucionar el inconveniente. El territorio metropolitano tiene el mejor sistema de medición del país. Además, asegura que el PIGECA es la hoja de ruta para lograr los resultados deseados a 2030.


Para María del Pilar Restrepo Mesa, subdirectora Ambiental del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, el Plan Integral de Gestión de la Calidad del Aire (PIGECA) es la iniciativa más importante para mejorar la calidad del aire en la región metropolitana a 2030. Este Plan, modelo en el país, está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y COP 21 para así, en sintonía, lograr la meta de un territorio más amigable y en el que se pueda convivir de manera armónica.

Restrepo Mesa reconoce que en cuanto a la calidad del aire en el Valle de Aburrá se trabaja de una manera articulada desde diferentes sectores y actores; y que antes de desconocer lo que pasa, al contrario, se plantean alternativas y se quiere quitar un estigma que ya se empieza a notar hacia el territorio desde diferentes lugares.

De esta manera, desde el Área Metropolitana del Valle de Aburrá se destaca toda la labor realizada desde hace años para llegar a la formulación del PIGECA, que hoy se convierte en un referente no solo para la región sino para todo el país.   

¿Cómo se llega a la puesta a punto del PIGECA?

Como antecedentes podemos decir que el Área Metropolitana del Valle de Aburrá viene trabajando desde tiempo atrás, desde hace décadas, en el mejoramiento de calidad del aire. En 2007 se hizo el reconocimiento por primera vez de manera pública sobre la problemática con la firma del Pacto por la Calidad del Aire de ese año, que logró que se asumiera un compromiso por parte de Ecopetrol para que se redujera las partes por millón de azufre en la gasolina y el diesel.

Después de 2007, el Área Metropolitana elaboró el Plan de Descontaminación del Aire con metas a 2015 y 2020 y expidió, en 2015, la Resolución 2381 en donde se definieron unos niveles más estrictos para declarar episodios de contaminación atmosférica en el Valle de Aburrá.

Desde 2016 para acá, el Área Metropolitana declara contingencias atmosféricas y los datos están abiertos a la ciudadanía. Esto ha sido positivo por la apropiación social de un conocimiento que antes estaba solo en manos del Área o de las universidades.

En vista de que en el Plan de Descontaminación 2011 se propuso unas metas a 2015 que no se cumplieron; el Área Metropolitana se dio a la tarea de hacer el Plan Integral de Gestión de Calidad del Aire (PIGECA) con el apoyo de expertos locales, regionales, nacionales e internacionales. Además, de tener unas metas a 2030 en sintonía con lo que son los Objetivos de Desarrollo Sostenible y COP 21 con ese mismo plazo de 2030. De otro lado el Plan Estratégico Metropolitano de Ordenamiento Territorial (PEMOT) también va a 2030. La idea es que todos los planes, programas y proyectos de la región vayan a ese año para que estén alineados.

El PIGECA se define como una estrategia ambiental integrada con la experiencia recogida con 10 ejes temáticos y 5 transversales. Ahí plasmamos todo lo que venimos trabajando. También la mirada a futuro en el corto, el mediano y el largo plazo que evidencia un proceso sostenido en el tiempo. Este proceso lo iniciamos de tiempo atrás y lo vamos consolidando con metas claras.


¿Y qué incluyen esas sinergias de los diferentes actores para lograr las metas propuestas en el PIGECA?

Incluye el fortalecimiento del tema tecnológico, el robustecimiento de la Red de Monitoreo, que ya lo estamos haciendo, el fortalecimiento de programas como Ciudadanos Científicos, inventario de emisiones, mejoramiento de procesos en las industrias, mejoramiento del parque automotor, infraestructura para la movilidad activa. Por ejemplo, nosotros como autoridad ambiental hemos fortalecido mucho el ejercicio con lo que tiene que ver el monitoreo a las fuentes fijas (las industrias) y las fuentes móviles. También le hicimos un llamado al Gobierno Nacional para que mejore las pruebas en los Centros de Diagnóstico Automotriz (CDA). También está el llamado del alcalde Federico Gutiérrez, presidente de la Junta Metropolitana, para que Ecopetrol mejore los combustibles, que es muy importante, y eso va de la mano de la renovación del parque automotor. Además, el Plan Siembra Aburrá con su millón de árboles sembrados como meta y el arbolado urbano, el programa BanCO2 Metropolitano, cómo ocupar el territorio, cómo enfrentar episodios de contaminación también es otro de los ejes, solo para hablar de algunos aspectos.  

Así construimos el PIGECA con cinco ejes fundamentales que son: Diálogo, articulación y corresponsabilidad; Pedagogía, educación y cultura ciudadana; Comunicación pública; Marco regulatorio actualizado y fortalecido; y seguimiento y control.


¿Cómo se da esa articulación con el sector público, el sector privado y la ciudadanía activa para hacer un control y seguimiento del Plan?

Por ejemplo en las mesas sectoriales lo que hacemos es ayudar a que el sector privado cumpla las metas. No dejarlos solos. Eso ha propiciado que el Gobierno Nacional esté pensando en un Conpes. Esas cosas se van abriendo para que haya un mejoramiento de los combustibles. También que haya un Confis para la exención arancelaria para la importación de vehículos eléctricos y desde el nivel nacional tener claras las acciones para poder cumplir la meta.


Una de esas instancias importantes en todo este trabajo ha sido la Mesa permanente por la calidad del aire, ¿qué deja esta experiencia?

Como Área Metropolitana hicimos unas solicitudes a Ministerio de Medio Ambiente en diferentes frentes. El Ministerio inició con otras carteras a hacer las demandas de operación. Así les hizo un llamado a los ministerios de Hacienda, Minas, Transporte, Salud; también con Planeación Nacional, Unidad de Planeación Minero Energética, Ecopetrol y Superintendencia de Puertos y Transportes. En esas reuniones se definen unos cronogramas y unas metas.

Esta instancia cobra mucha fuerza porque todo este movimiento sinérgico va desde lo local a lo nacional. Hay muchas cosas que son de política pública como la norma de Calidad del Aire, la 2254 de 2018, que es producto de todos estos diálogos que se han tenido con el Ministerio de Medio Ambiente en la región metropolitana. Ellos recogieron la experiencia del Valle de Aburrá. Así trabajamos con ellos para normas de fuentes fijas y móviles.

Esa mesa es muy importante porque es tocar a diferentes instancias del Gobierno Nacional entendiendo que la problemática es de todos y hay que movilizar una cantidad de acciones en esos ministerios para que se puedan desatar y solucionar problemáticas de los grandes centros urbanos.

Eso ya lo hemos dicho. La problemática que tenemos de aire en el Valle de Aburrá no es solo de este centro urbano, es de todos los grandes centros urbanos del país, especialmente de los de la región andina que se complica cuando hay transición de época seca a lluviosa. Nosotros sabemos que estamos en problemas porque tenemos un buen sistema de medición.

Si el Valle de Aburrá tiene el mejor sistema de medición del país y el problema no es solo de esta región, ¿cómo quitar el estigma que hay sobre el territorio?

Estamos haciendo un trabajo para desestigmatizar Medellín y el Valle de Aburrá. En ese sentido contamos con un sistema de medición robusto, tenemos un protocolo para enfrentar episodios de contaminación que hemos venido puliendo desde 2016. También la ciudadanía va incorporando este protocolo. Este es un trabajo de apropiación de todos actores. Además, tenemos un Pacto por la Calidad del Aire liderado por el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez. Es muy importante eso porque es el compromiso voluntario de los actores frente al mejoramiento del recurso.

Es positivo que la ciudadanía se preocupe por estos temas. La Junta tomó la decisión en 2016 para que todos los datos fueran abiertos y de acceso a toda la ciudadanía. Esto ha logrado que haya mayor interacción con la aplicación del SIATA.

Pero la estigmatización no es sensata ni justa en el sentido de que acá es donde tenemos la medición y estamos trabajando por la solución de la misma. Le estamos informando a la ciudadanía cuando las condiciones del aire se van deteriorando para que tome decisiones en su cotidianidad para el cuidado propio, de su familia y de sus seres queridos.

Cuando se estigmatiza a una región porque está haciendo la tarea no es justo. El debate es positivo, pero siempre en el marco del entendimiento de lo que se está haciendo. Si hay un problema lo mejor es reconocerlo y empezar a trabajar por él.


¿Y cómo se integra el Pacto por la Calidad del Aire al PIGECA?

Vamos llegar al momento en que los compromisos del Pacto se visibilicen en el PIGECA. De una u otra manera como lo dice el director del Área Metropolitana, Eugenio Prieto Soto, el Pacto es el primer paso para el cumplimiento del PIGECA. Si no hay voluntad y compromiso cierto de los actores, pues será muy difícil que se cumpla el PIGECA.

En ese sentido, el Pacto es como el punto de partida, que sigue abierto, para que se sigan vinculando de manera directa.


¿Qué enseñanza deja esta última coyuntura ambiental?

Sentimos como institución que hemos ganado mucho con este proceso. Este es el tercer año en el que el que el Área Metropolitana decreta episodios de contaminación atmosférica y esto ha sido un aprendizaje para todos los actores. El grado de apropiación de los sectores público y privado. También de la ciudadanía. Cada vez tenemos más herramientas para ir, paulatinamente, disminuyendo la contaminación atmosférica en el Valle de Aburrá. Esto nos ha permitido tener credibilidad, tener certezas y ser referentes a nivel nacional. También nos plantea grandes retos.