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Espacios Verdes Urbanos: conexión con la vida​


El Área Metropolitana ha consolidado una política ambiental en materia de corredores verdes urbanos que asegura la conectividad de los ecosistemas y protege la biodiversidad de flora y fauna que existe a lo largo y ancho del Valle de Aburrá.

Visto desde el aire, el Valle de Aburrá podría asemejarse a un gigantesco tapete multicolor y disconforme, donde cada elemento de su estructura natural está conectado entre sí y, por ende, cumple una función para asegurar el equilibrio de todo el sistema. No es posible hablar, entender y proteger nuestro territorio metropolitano sin reconocer la estrecha relación de lo urbano con lo rural, y dentro de ambos el papel que juegan los ecosistemas.

Así como se habla de la integración de los sistemas de transporte en nodos multimodales y de la articulación de los proyectos con criterios de sostenibilidad, lo mismo ocurre con los espacios verdes urbanos que existen y se conectan a lo largo y ancho del territorio metropolitano. No es posible verlos de forma aislada ni mucho menos abordarlos como islas en medio del gigantesco mar de cemento de los centros urbanos. No en vano, Medellín, como municipio núcleo del área metropolitana, donde coexisten y se interpelan otros nueve municipios, está adelantando un ambicioso programa de corredores verdes que permiten la conectividad ecosistémica de su territorio con el resto del Valle de Aburrá y de éste con el resto del Departamento.

Esos espacios verdes urbanos son franjas de territorio que por sus características ambientales –vegetación, presencia de fauna- permiten poner en contacto dos áreas naturales que de otro modo permanecerían desvinculadas. La vinculación contribuye a la viabilidad de los ecosistemas ya que, cuando se encuentran aislados unos de otros, tienden a degradarse.

Un corredor verde en el ámbito urbano realiza una función similar, en este caso une los diferentes tipos de áreas verdes que se encuentran dentro de la ciudad o en zonas adyacentes.  A diferencia del medio natural, donde el corredor verde ya existe y sólo hace falta preservarlo, en la ciudad se trata normalmente de desarrollar esta cualidad en espacios que, por sus características, son susceptibles de cumplir esta función.

La complejidad del ecosistema urbano implica que el corredor verde en la ciudad no pueda realizarse sin considerar en detalle los datos del contexto: disponibilidad de espacio público, características del tejido urbano, movilidad, accesibilidad, etc.

De ahí que el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, mediante el Acuerdo 19 de 2017, que define los lineamientos para la gestión de los espacios verdes urbanos y crea el Fondo Verde, da un paso en la dirección de asegurar la sostenibilidad ambiental del territorio y abrir la discusión con el Gobierno nacional respecto de la necesidad de declarar las Área de Protección Urbana, así como ahora lo hace con las de las zonas rurales. No resulta sano para la protección de los ecosistemas mantener la desconexión de lo urbano con lo rural.

Los espacios verdes urbanos permiten aumentar la biodiversidad a través de la continuidad de espacios verdes. El hecho de incrementar la presencia de especies vegetales en el contexto urbano ayuda a mitigar el efecto de isla de calor.

Un corredor verde transforma la calle contaminada y ruidosa en un espacio de estancia pacificado en donde el ambiente es acogedor y más confortable.

Ahora, cuando este Valle de Aburrá acaba de superar con relativo éxito su primer ciclo anual de variabilidad climática y, por ende, una época de alta contaminación atmosférica, el tema de los corredores verdes urbanos adquiere mucha más relevancia, dados sus impactos en torno a la regulación de las temperaturas y la absorción de contaminantes críticos como el PM10 y PM2.5.

El clima de una ciudad viene determinado por distintas variables como la situación geográfica, el tipo de actividades que se realizan, la propia estructura urbana y la calidad del aire. Más específicamente las concentraciones urbanas presentan el fenómeno conocido como “isla de calor” que es un calentamiento provocado por la industria, el tráfico y la contaminación, entre otros factores.

En la infografía de las páginas siguientes se detalla cómo operan esos espacios verdes en Medellín, así como la inmensa riqueza que existe en todo el territorio metropolitano, tal como lo muestra el Sistema Metropolitana de Áreas Protegidas (Simap).