El SiMAP es otra llave hacia la sostenibilidad


El Sistema Metropolitano de Áreas Protegidas es un valioso instrumento para la protección y conservación de nuestra biodiversidad y es por eso que nuestra planificación no puede darse sin tener en cuenta lo urbano y lo rural como un todo.

No es un asunto de tamaño. Es un tema de biodiversidad. Y como tal, una hectárea o mil no terminan por hacer la diferencia. Cuando hablamos de áreas protegidas, el tamaño no es lo más importante, sino la riqueza natural, de flora y fauna, de recursos hídricos que existen en un territorio, sobre todo cuando esos espacios están enquistados en medio del desarrollo de las grandes ciudades.

En la actualidad, cuando el planeta mira con preocupación los altos índices de deforestación de los bosques, la escasez de agua en muchos países y fenómenos climáticos devastadores por la acción humana que inciden en el calentamiento global, declarar un área de protección urbana es un paso trascendental para asegurar la sostenibilidad de los territorios.

Ahora es menos probable garantizar la protección y conservación de los ecosistemas si antes no se mira con microscopio el estado de los espacios verdes y su relación con el entorno desde una mirada local que se articula con lo metropolitano y lo metropolitano que se articula con lo regional y lo regional con lo nacional. De lo micro a lo macro.

De ahí la importancia y la necesidad de avanzar en las discusiones sobre cuál es el modelo de ocupación que queremos para nuestros territorios y cuál debe ser la fórmula para proteger y conservar los ecosistemas de las grandes ciudades, partiendo de una imperiosa realidad: no es posible hablar de lo rural sin tener en cuenta lo urbano y no se puede planear lo urbano sin tener en cuenta lo rural. Incluso se hace necesario abrir las escalas de lo periurbano, es decir el límite entre lo rural y lo urbano, para pensar en lo urbano-regional como un paso definitivo hacia la escala nacional.

Este especial de El Metropolitano, motivado por los informes recientes presentados en Medellín con ocasión de la Cumbre Mundial de Biodiversidad, y haciendo visible todo el trabajo que adelantan el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y las Corporaciones Autónomas Corantioquia y Cornare, permite visualizar con profundidad la inmensa riqueza natural del territorio y los enormes esfuerzos que se vienen haciendo para consolidar un Sistema Metropolitano de Áreas Protegidas, dentro del cual resulta fundamental el trabajo de los 10 municipios del Valle de Aburrá y el resto del Departamento de Antioquia en la legitimación del Parque Central de Antioquia, pasando primero por el Jardín Verde Circunvalar y el Gran Cinturón Verde Metropolitano.

No es sólo hablar de áreas protegidas urbanas, sino de toda una batería de acciones y medidas que buscan consolidar los espacios verdes urbanos, el arbolado urbano, el Plan Quebradas y los sistemas de movilidad sostenible con visión sistémica, con criterios de equidad humana y territorial.​