• Las restricciones de desarrollo y expansión urbana para el valle de Aburrá a partir de sus características geográficas y territoriales, han influenciado las actividades sociales, políticas, económicas, ambientales y culturales de sus habitantes.


​Las restricciones de desarrollo y expansión urbana para el valle de Aburrá a partir de sus características geográficas y territoriales, han influenciado las actividades sociales, políticas, económicas, ambientales y culturales de sus habitantes, y en esencia, el proceso de crecimiento urbano de las ciudades que lo conforman y se asientan a lo largo del valle.  Históricamente, la forma de ocupación de este territorio no ha respondido a estas características geográficas, destacándose particularmente la creciente presión de la urbanización sobre las laderas pese a sus condiciones geotécnicas difíciles y su alta fragilidad ambiental, y un desaprovechamiento de las zonas centrales del valle que presentan mejores condiciones topográficas.

A partir del desarrollo y conformación de la estructura urbana metropolitana del valle de Aburrá en los últimos 60 años[1], se ha venido consolidando el modelo de ordenamiento territorial desde la administración municipal de Medellín y posteriormente, desde el Area Metropolitana del Valle de Aburrá como entidad coordinadora de la planificación metropolitana, encargada de programar y coordinar el desarrollo armónico, integrado y sustentable del territorio de su jurisdicción, como lineamiento para sus municipios asociados.

En respuesta a los desafíos impuestos por la conformación del valle de Aburrá, se plantea entonces desde el Area Metropolitana un Modelo de Ordenamiento Territorial, cuyo objetivo principal es dotar a la región de un proyecto estratégico para el desarrollo territorial, que capitaliza las oportunidades y atributos del territorio, generando equidad, competitividad y sostenibilidad; reduciendo los desequilibrios entre los municipios del Valle de Aburrá e induciendo un proceso de desarrollo armónico, mediante el mejoramiento de la calidad de vida de la población, la distribución racional de los usos del suelo y la infraestructura básica.  Dicho modelo, corresponde esencialmente a la renovación y redensificación en la zona central del valle, en donde existe subutilización de recursos y potenciales urbanos, deterioro de usos o en tendencia de cambio.  Igualmente, proporciona oportunidades para potencializar el uso del espacio y el surgimiento de ventajas y apuestas de ciudad para diferenciar y resaltar su identidad, fortaleciendo su integración y su conectividad en el ámbito local, regional y global.

Los atributos geográficos principales del valle son el río y las laderas.  El río es el estructurante natural y principal soporte del sistema de elementos estructurantes transformados, dentro de los que se destaca el sistema vial y de movilidad, dicha condición ha determinado un manejo diferenciado para el corredor multimodal metropolitano (vía regional, distribuidora y de servicio; METRO y línea férrea, localización de centralidades de índole metropolitano y corredor natural conector del sistema hidrográfico metropolitano), multiplicidad de usos que compiten por el mismo espacio, generando limitantes al plantear su desarrollo, reto que se convierte en fundamental para la ciudad en su conjunto: sus gobernantes y la ciudadanía, pero también para quienes la sueñan, diseñan y construyen porque exige un mayor grado de creatividad y generación de ideas innovadoras.

Desde hace más de cuarenta (40) años, diferentes grupos profesionales y organizaciones han venido desarrollando y presentando propuesta orientadas a recuperar el río Medellín – Aburrá y darle la prioridad que merece en el ordenamiento y desarrollo urbano de la ciudad, es así como desde los planes de desarrollo y ordenamiento territorial para la región, se ha configurado y acordado el modelo de ciudad, en el cual prevalece el río y su entorno adyacente como el centro principal, no sólo desde la perspectiva de su condición como eje ambiental, sino además como centro y columna vertebral de los usos y actividades múltiples de alta densidad e intensidad.

Desde el punto de vista de la movilidad, el proceso de ocupación actual conlleva un incremento en las distancias y tiempos de desplazamiento, en donde el principal atractor de viajes de la ciudad sigue siendo el centro, fenómeno que se agrava si se tiene en cuenta que los sistemas de movilidad en las laderas son mínimos y en el mejor de los casos como los cables son de muy baja capacidad, problemática que evidencia dificultad en el acceso a la movilidad del eje del valle – el río y el Metro-, ocasionando bajas tasas de utilización del sistema (en comparación con otros sistemas masivos del mundo) y una rápida motorización y crecimiento del vehículo privado que trae como resultado, mayor congestión, aumento de la contaminación y de los tiempos de recorrido entre otros, así como el consecuente deterioro de la calidad de vida.

Un proyecto que responda a estos retos y enriquezca el modelo de ciudad construido a lo largo de estos años como lo es el “Parque del Río Medellín”, se constituye en una gran oportunidad para afrontar la realidad de la ciudad y responder a las debilidades y problemáticas ya presentes; de un lado, plantea la posibilidad de generar un incremento significativo de espacios públicos verdes y esparcimiento, en un territorio que hoy presenta grandes dificultades de espacio y de nuevos lotes y oportunidades para este uso deficitario; de otro lado, es una alternativa viable para regenerar suelo urbano y crear lo que en el mundo se conoce como “Desarrollo Orientados al Transporte Público[2]” y la generación de espacio público, caracterizados por ser áreas urbanas más vivibles debido a su cercanía a medios masivos de transporte público, en donde se desarrollan altas densidades y combinación de usos alrededor de estaciones.

Un parque alrededor del río y la consecuente renovación urbana, es una oportunidad para el futuro sostenible de la ciudad, la cual ya cuenta con componentes esenciales como son el proceso de descontaminación del río, la conexión e integración con el Cinturón Verde Metropolitano y el sistema de Transporte Masivo; igualmente, más que un problema difícil de resolver plantea un desafío para la ingeniería y la sociedad metropolitana.  Es indudable pensar que un proyecto de esta envergadura no genere altos costos económicos y sociales y retos al ingenio técnico, es innegable que debe partirse de las bases técnicas que respalden cualquier decisión, pero no podemos ser un obstáculo para el desarrollo y la apuesta de la ciudad a establecerse en una plataforma de competitividad que dé cuenta de las demandas globales, por temores a no poder superar los retos que se nos plantean; ciudades como Londres, han realizado apuestas de este tipo desde hace más de 150 años, siendo esta ciudad, una de varias que han logrado este propósito en el mundo.

Es la hora de facilitar el reencuentro de la población y resignificar el río como elemento estructurante de la naturaleza y la ciudad, con un proyecto estratégico que permitirá consolidar y concretar en un complejo urbanístico las ideas que se han discutido desde mediados del siglo pasado.

El “Parque del Río Medellín”, es un proyecto contemporáneo que posicionará a la metrópoli a la altura de otras urbes que han decidido reconciliar la relación de sus habitantes con la naturaleza a la vez que diseña alternativas de espacio público compatibles con las demandas de servicios que requerirá en los próximos años. Convoca a representantes de varias generaciones de arquitectos e ingenieros a resolver con responsabilidad y arrojo la necesidad y el deseo de la sociedad por una ciudad ágil que nos dé más tiempo para el disfrute; por espacios en los cuales compartir con tranquilidad; por tejer las estructuras sociales y naturales que se han roto. En síntesis evidencia y materializará los acuerdos sobre asuntos fundamentales.

Los ciudadanos metropolitanos tenemos actualmente la oportunidad extraordinaria de desarrollar la ciudad que hemos planeado con proyectos que potencian los atributos sociales, urbano-arquitectónicos y ambientales latentes en la región. Nos corresponde a todos la responsabilidad de aportar el conocimiento, la experiencia, el ingenio y toda nuestra capacidad para pensar y completar la ciudad que habitamos y que debemos dejar a los que están por venir.

Hoy tenemos la obligación y responsabilidad de reorientar el futuro de la ciudad, minimizando las manifestaciones más negativas de su ocupación y aprovechando su ventaja comparativa, convirtiendo el río en el centro y pilar del nuevo desarrollo urbano y en el cual el Parque del Río Medellín, se convierte en un proyecto de “Regeneración Sustentable”.