El Área Metropolitana del Valle de Aburrá realiza un trabajo de hace varías décadas con las universidades de la región en pro de mejorar la calidad del aire del territorio metropolitano. Esta labor, que se ha fortalecido con los años, ha dado grandes frutos para poder desarrollar su rol de autoridad ambiental, para mejorar las condiciones actuales y para entregar un mejor lugar a las generaciones futuras. La investigación es fundamental en este cometido.

El mayor aporte al tema de la calidad del aire, desde el direccionamiento estratégico realizado el Área Metropolitana del Valle de Aburrá se da con el trabajo conjunto con las universidades de la región. Esta interacción con los centros de conocimiento es una valiosa contribución que a través de los años se fortaleció para mejorar el modo de vida de los habitantes del territorio metropolitano. 

En este momento se realizan varios procesos de investigación con la Universidad de Antioquia relacionados con ciclos de conducción local para conocer el aporte a la contaminación de los vehículos que circulan en el Valle de Aburrá a partir de variables específicas del territorio asociadas a las vías pendientes, temperatura y altitud, entre otros factores. 

El trabajo con la Universidad de Antioquia es de más de dos décadas y muy amplio con el Área Metropolitana y con RedAire. Ha estado enfocado, entre otros aspectos, con el estudio de la determinación de factores de emisión reales, tanto en vehículos livianos y motocicletas en una primera fase. Ahora se trabaja en la medición de camiones, buses, volquetas y busetas. 

Pero hay una participación mucho más amplia de otros grupos de investigación como el del Grupo Gaia que hace simulación de dinámica atmosférica y dispersión de contaminantes. También el Grupo Giga que hace especiación de contaminantes como compuestos orgánicos volátiles o de hidrocarburos en la atmósfera. 

“Con el Área Metropolitana se trabaja con Inventarios de emisión con parámetros muy claves que son los Factores de emisión. A esa segunda fase del estudio, centrado en vehículos como camiones, volquetas buses y busetas se vincularon empresas privadas como Coordinadora, TCC, Renault-Sofasa y Andemos, entre otras. Y públicas como Ecopetrol o la Secretaría de Infraestructura Física del Municipio de Medellín. Hicimos pruebas en la autopista Medellín-Bogotá y reprodujimos ese terreno con algunas áreas del Valle de Aburrá y sacamos los factores de emisión de vehículos pesados. Los resultados de esta segunda de investigación se entregarán en enero de 2019”, dice John Ramiro Agudelo, docente del Departamento de Ingeniería Mecánica y director de Proyectos de Investigación de la Universidad de Antioquia.   

Los estudios se enfocan, además, en la realidad local teniendo en cuenta esas variables para las emisiones. Además, se trabaja todo el tema de salud y la información relacionada con la vigilancia epidemiológica en lo que tiene que ver con la calidad del aire en el Valle de Aburrá.

Con la Universidad Pontificia Bolivariana se han efectuado diferentes investigaciones, entre ellas las que tienen que ver con los inventarios de emisiones atmosféricas para identificar cuáles son las que aportan más en esa problemática. Y así identificar qué fuentes fijas y móviles son las que más contaminan el aire en el territorio y con qué tipo de contaminantes. 

“El trabajo entre la UPB y el Área Metropolitana en pro de la calidad del aire inició desde 1998. Durante todo este tiempo hemos crecido en conocimiento del comportamiento de la calidad del aire en la región. El trabajo conjunto ha sido la mayor fortaleza para que hoy se tenga el Pigeca. El primer plan lo hicimos en 1998 y el segundo en 2010. En cuanto al inventario de emisiones y la modernización de la dispersión de contaminantes llevamos 10 años de avance, casi al nivel de los países más desarrollados. Fuimos parte, también, del diseño de la Red de Monitoreo de Calidad del Aire”, expresa María Victoria Toro, líder de Estudios Atmosféricos del Grupo de Investigaciones Ambientales de la Universidad Pontificia Bolivariana. 

También con este centro educativo se trabaja con los modelos matemáticos que permiten entender qué es lo que sucede en la atmósfera. Esta línea de investigación se complementa, además, con lo que se realiza de manera conjunta con la Universidad Eafit, que a través del proyecto Siata, que ejecuta esta institución, ha permitido al Área Metropolitana tener un conocimiento más completo y complementario del problema. 

El proyecto Siata se desarrolla mediante un contrato de ciencia y tecnología con la Universidad Eafit y desde esa instancia funcionan las redes de calidad del aire, hidrometereológica, calidad del aire e hídrica. Además, se opera el radar ubicado en Santa Elena y varios instrumentos más que ayudan a entender todo lo que pasa en el Valle de Aburrá en cuanto a la calidad del aire. 

“Y el objetivo central del trabajo con Siata es conocer de manera oportuna, con información en tiempo real, los datos para poder prevenir situaciones que comprometan el bienestar de los habitantes de la región como inundaciones, movimientos en masa y lluvias torrenciales, entre otros”, asegura Gloria Ramírez, profesional de la Subdirección Ambiental del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.

Si bien los instrumentos usados para medir estos fenómenos en un comienzo solo se usaron para prevenir este tipo de incidentes, después se evolucionó en el uso de estas ayudas tecnológicas para medir también la calidad del aire y los riesgos asociados. Así fue como se integró la operación de la Red de monitoreo que funcionaba hace casi dos décadas, bajo la operación de la Universidad Nacional de Colombia, para entender qué era lo que pasaba con los contaminantes del aire.

Con la Universidad Nacional se han realizado diversos convenios, entre ellos uno finalizado hace poco para definir la política metropolitana de cambio climático. Esto, directamente relacionado con los problemas de calidad del aire, porque los sectores que inciden en el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero son los mismos factores que inciden en la contaminación de la calidad del aire. 

Además, se trabaja en la puesta a punto de un proyecto con esta institución de conectividad ecológica. Todo esto sumado al convenio marco con la Universidad Nacional, el 260, que se ejecuta por etapas (actas) en diferentes frentes.

Con la Universidad de Medellín se ha realizado diferentes convenios en el pasado. Uno de los fuertes de ese trabajo se ha centrado en el estudio del ruido en el Valle de Aburrá.   

“Articuladamente con el Área Metropolitana hemos sido los coordinadores técnicos de RedAire.  Además, trabajamos en aspectos como producción más limpia en el sector transporte y fuimos unos de los primeros en investigar los modelos de calidad del aire. También estuvimos en las primeras revisiones del los Centros de Diagnóstico Automotriz. Ahora estamos enfocados en la salud ambiental y establecer las posibles asociaciones entre la contaminación atmosférica, por ruido y sus implicaciones en la vida de los habitantes. Esto, con la Secretaría de Salud de Medellín, ese es ahora nuestro fuerte. Los retos son poder contribuir con normas regionales que lleven a mejorar la calidad del aire y preservar la salud de las personas”, asegura el profesor Gabriel Maya, coordinador de los proyectos de Extensión de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Medellín.

También se realizan trabajos con instituciones como el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, institución que es muy fuerte en el estudio del material particulado en el aire y qué tipo de componentes y elementos son los que hay en la atmósfera de la región. Además, también el Área Metropolitana, a través de esta universidad, trabajó en los primeros Planes Empresariales de Movilidad Sostenible que se ejecutaron y los proyectos de educación al sector de transporte, entre otras investigaciones.   

Estas universidades integran también RedAire, instancia creada en 1993 y que hoy pasó a ser un memorando de entendimiento entre diferentes actores para crear escenarios de cooperación científica y tecnológica que permiten consolidar el estudio de la meteorología y de la calidad del aire en el Valle de Aburrá y territorios vecinos. 

Este manifiesto de voluntades está firmado por el Área Metropolitana, Corantioquia, Cornare, Corpourabá, secretarías de Medio Ambiente Municipales y las universidades de Antioquia, Nacional de Colombia, de Medellín, Politécnico Jaime Isaza Cadavid, Pontificia Bolivariana, CES, Católica de Oriente, Corporación Universitaria Lasallista, San Buenaventura, EIA, Eafit y el Instituto Tecnológico Metropolitano. 

"El proyecto Siata se desarrolla mediante un contrato de ciencia y tecnología con la Universidad Eafit y desde esa instancia funcionan las redes de calidad del aire”.