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Hemos convertido las dificultades en oportunidades. La gestión de la calidad del aire en los territorios integrados ha permitido el diálogo con todos los actores y es una apuesta por el futuro.

El 5 de junio, día dedicado cada año al Medio Ambiente por la Organización de las Naciones Unidas, quedará para la historia del Área Metropolitana del Valle de Aburrá como aquel en el que acordamos como sociedad darle vida a la Escuela de Ecología Urbana, que no es otra cosa que la prolongación del trabajo articulado con la academia y con todos los actores​ del territorio dentro de un diálogo permanente y respetuoso.

Es enorme el reto que nos espera, pero también invaluable el trabajo que hemos adelantado desde el mismo momento en que asumimos la tarea encomendada por nuestra Junta Metropolitana de darle sentido y respuestas a los complejos fenómenos de nuestro Valle de Aburrá, en especial sobre la necesidad de poner en el centro del debate al ser humano y empoderar a la ciudadanía a través de nuevos procesos de participación, deliberación, control social y corresponsabilidad.

Transformar el ADN del Área, otrora vista como una especie de Secretaría de Obras adscrita a la ciudad núcleo, Medellín, y convertirla en una entidad “Gestora” del desarrollo sostenible de los 10 municipios que la integran son una gran oportunidad. Nos animan criterios de equidad humana y territorial, porque eso nos permitió también diseñar más instrumentos para consolidar una nueva Gobernanza Metropolitana.

Hemos avanzado enormemente, pero los retos son muchos. La creación de la Escuela de Ecología Urbana es la ratificación misma de que hay mucho  por hacer, pero que no partimos de cero, ni mucho menos que no contemos ahora con más, mejores y robustos procesos institucionales, de articulación intersectorial, de participación ciudadana y, sobre todo, de interlocución y diálogo con las instancias regionales, nacionales e internacionales, pues entendemos que este Valle de Aburrá no es una isla en medio del Departamento, de Colombia o del continente.

Los desafíos asociados a la calidad del aire, que fue el tema central de la celebración de la ONU en el Día del Medio Ambiente, nos pusieron en el camino de una cruzada colectiva que nos obligó a preguntarnos de una vez y para siempre: Qué territorio queremos. Y la respuesta está en permanente discusión y concertación, porque no existe una única respuesta, como no son únicos los factores que nos llevaron a un modelo de ocupación cada vez más insostenible.

Este 5 de junio le entregamos al territorio metropolitano, pero también al país y al mundo, parte de los aprendizajes, experiencias y retos en torno a la calidad del aire.

Con la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, todo su equipo interdisciplinario, en coordinación con el equipo de profesionales del Área Metropolitana, y un “ejército” de aliados en muchos campos del conocimiento científico, dimos a conocer los resultados del más reciente estudio sobre los impactos que tiene para la salud de nuestros ciudadanos la contaminación atmosférica.

Los pormenores de dicho estudio no sólo los podrán encontrar en esta ed​ición, sino que están disponibles en la página oficial de la entidad, como quiera que es un imperativo de la nueva Escuela de Ecología Urbana y de nuestra institucionalidad abrir todos los espacios para fortalecer una política de comunicación pública y de datos abiertos como requisito central de ese diálogo colectivo y transparente.


El aire, la salud y el conocimiento unidos en un objetivo común: convocarnos como sociedad para definir entre todos ese nuevo modelo de ocupación, donde el ser humano esté en el centro y las oportunidades sean un derecho y no un privilegio de unos pocos. Los in​vito a que me acompañen en esta gran aventura hacia el futuro. Cada uno de ustedes son un maestro bajo el extenso marco de la Escuela de Ecología Urbana.

Eugenio Prieto Soto 

Director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá