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El #FuturoSostenible inicia en los colegios del Valle de Aburrá, impulsado por los Semilleros de Ciudadanos Científicos y la Red de Educadores Científicos  ​​


El Área Metropolitana del Valle de Aburrá, a través de su proyecto de ciencia, tecnología e innovación SIATA, viene fortaleciendo la divulgación de la ciencia local y fomentando nuevas vocaciones de investigadores en temas medio ambientales y meteorológicos, con el fin de consolidar futuras generaciones que involucren en sus prácticas cotidianas y profesionales un cuidado consciente del medio ambiente mediante la experimentación, la diversión y la pedagogía.​

¿Por qué llueve?, ¿cómo se forman las nubes?, ¿por qué estamos rodeados de montañas?, ¿qué es el clima?, ¿por qué en el Valle de Aburrá no cae nieve?, estas son algunas de las preguntas que pueden inquietar a los niños y niñas a la hora de tener un contacto más consciente con su entorno y la escuela. Con el fin de mantener este interés inicial, es que el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, a través de su proyecto SIATA, viene desde hace cinco años, haciendo un trabajo de apropiación social del conocimiento en el que participan estudiantes y docentes de diferentes colegios del territorio metropolitano, el cual se divide en dos procesos: Semilleros de Ciudadanos Científicos y Red de Educadores Científicos. 

​Una iniciativa que surgió de la necesidad, por parte de los profesores de instituciones educativas de recibir apoyo y acompañamiento, y aunque inicialmente fue mediante talleres y visitas esporádicas a las instituciones, la Entidad identificó que no eran suficientes para alcanzar el objetivo de familiarizar a las escuelas con la ciencia, que hacía falta crear procesos que permanecieran en el tiempo. 

“Fue entonces, cuando identificamos lo importante que era trabajar en los colegios, la primera apuesta fue en el 2017, iniciamos con 10 instituciones educativas, una por municipio, a partir de ahí nunca más tuvimos que volver a llamar colegios porque ya son las mismas instituciones educativas las que los escriben todo el tiempo y piden que los acompañemos en este trabajo”, explica Alejandra Parra, coordinadora del equipo de Educación del SIATA. 

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Los Semilleros de Ciudadanos Científicos 

Uno de los componentes principales de esta labor educativa se centra en los semilleros de ciudadanos científicos, donde se trabaja directamente con niños, niñas y adolescentes en instituciones educativas, tanto públicas como privadas. El objetivo es proporcionar una formación científica sólida y aprovechar el conocimiento científico local para enriquecer su aprendizaje. Estos semilleros son fundamentales para despertar el interés por la ciencia desde temprana edad.

“Queremos llegar a ese público que en unos años serán los usuarios los que van a gestionar los permisos ambientales, los que van a hacer un aprovechamiento forestal, los que van a estar en una industria, la idea es que desde ya sean ciudadanos comprometidos con el territorio para el cuidado de sus recursos naturales, mediante una formación temprana. Queremos generar ese cambio cultural y que estos niños que reciban esa educación sean los ciudadanos del futuro”, destaca la líder de la Unidad de Gestión del Riesgo, Luz Jeannette Mejía. 


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Estos semilleros se dividen en tres etapas fundamentales: la etapa general, la etapa específica y la etapa de investigación. Estos tres momentos le permiten a los participantes sumergirse en una serie de formaciones y explorar diferentes temas científicos, con el fin de fomentar el conocimiento en el territorio, abordar conceptos específicos y promover la investigación sobre temas de interés. 

Este proceso tiene una duración aproximada de tres meses y medio, con alrededor de 15 encuentros. Durante este período, se promueve un proceso continuo de aprendizaje y exploración, fomentando la curiosidad en los estudiantes. 

 Según explica Parra, en esto consisten los momentos mencionados: 

  1. Conociendo la ciencia y el territorio: en esta primera etapa, los participantes se adentran en los conceptos generales de la ciencia y exploran el territorio en el que se encuentran. Se presenta el proyecto SIATA (Sistema de Alerta Temprana del Valle de Aburrá) y se discute su importancia y origen. Durante esta fase, se busca familiarizar a los estudiantes con el proyecto y el área geográfica en la que se desarrolla. 

  2. Profundizando en temas de interés: aquí se abordan temas de investigación más detallados. Por ejemplo, si una institución está interesada en la calidad del aire, se exploran los conceptos y fenómenos relacionados con ese tema en particular. Los participantes también pueden elegir investigar otros temas de su interés, como el cambio climático o la meteorología. En esta fase, se profundiza en el conocimiento científico específico que despierta la curiosidad de los estudiantes. ​

  3. Explorando y planteando preguntas: en la última etapa, los profesores y estudiantes se sumergen en la investigación científica. Pueden plantearse preguntas sobre cómo se comporta una quebrada cercana a su colegio o cómo afecta la lluvia a una huerta que están cultivando. Los participantes son guiados para formular y proponer sus preguntas de investigación, y se les brinda apoyo para llevar a cabo investigaciones sobre cualquier tema que despierte su curiosidad. Algunos grupos incluso forman clubes de ciencia para llevar a cabo proyectos específicos. 

Dale play a los siguiente audios y escucha las voces de algunos de los participantes de estos semilleros:  


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La Red de Educadores Científicos 

Esta línea de la estrategia está dedica a la formación y ala capacitación de docentes en el Valle de Aburrá. El propósito es brindarles herramientas científicas locales que puedan ser aplicadas en su labor pedagógica, permitiéndoles fortalecer la enseñanza de las ciencias en el aula. Esta red se enfoca en temas relacionados con ciencias atmosféricas, ciencias de la Tierra, meteorología, hidrología, geología e ingeniería sísmica. 

"Los docentes nos planteaban el desafío de utilizar herramientas educativas atractivas para los niños, como los retos virales, pero con fuentes de información confiables. Querían comprender la diferencia entre clima y cambio climático, cómo transmitir esta información de manera adecuada y en un lenguaje accesible para los niños. Nuestro objetivo era preparar a los profesores para que pudieran abordar estos temas de manera efectiva, utilizando un lenguaje cercano a los niños, pero sin subestimar su capacidad de comprensión técnica. A medida que avanzamos en este proceso, resultó crucial garantizar una base sólida de conocimientos y brindarles las herramientas necesarias para transmitir la información de manera precisa y significativa. Mirando hacia el futuro, seguir apoyando a los docentes en su importante labor educativa", destaca la líder Mejía. 

En este proceso, más que impartir conocimientos, se busca explorar lo que los profesores ya saben y potencialo. Según la profesional Parra, utilizando el modelo constructivista como base educativa, con el fin de promover la apropiación social del conocimiento y la democratización de la ciencia, mediante nueve encuentros conceptuales y pedagógicos. 

Además, de estos encuentros, el proceso de articulación con los docentes no termina ahí, sino que reciben boletines mensuales y participan en actividades conjuntas como, por ejemplo, charlas y salidas de campo, y se comparten contenidos relevantes en redes sociales que pueden usar como insumo para sus procesos educativos; incluso tienen la libertad de solicitar la creación de nuevos semilleros o actividades específicas, lo que fortalece la relación de colaboración entre los programas y los educadores. 

“Con los profesores también volvemos sobre el juego, y adaptamos para ellos métodos como explicarles la calidad del aire mediante jenga de colores que indican el ICA, además les hacemos preguntas difíciles para que ellos tengan que sacar las fichas de acuerdo con el índice de calidad, amarillo, Naranja, verde y muevan las fichas del jenga. Estos procesos, también fomentan la conversación y el intercambio de experiencias, donde los profesores pueden compartir cómo abordan ciertos temas en el aula. El juego se convierte en una herramienta clave y generar conversaciones interesantes”, detalla la profesional Parra quien lleva ocho años en el proyecto SIATA del Valle de Aburrá. 

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La gestión de riesgos en el centro  

Tanto en los semilleros de ciudadanos científicos como en la red de educadores científicos, se reconoce la importancia de la gestión de riesgos como un tema transversal. Todos los temas abordados, desde la meteorología hasta la hidrología y la geología, están influenciados por la necesidad de comprender y gestionar los riesgos asociados. Esta perspectiva busca preparar a los estudiantes y docentes para enfrentar y mitigar los posibles riesgos que puedan afectar su entorno. 

Estas iniciativas permiten a los estudiantes adquirir conocimientos científicos locales, despertando su curiosidad y pasión por la ciencia. Al mismo tiempo, brindan a los docentes herramientas y recursos para fortalecer la enseñanza de las ciencias en el aula. La gestión de riesgos se convierte en un aspecto fundamental que atraviesa todas las temáticas abordadas, preparando a la comunidad educativa para enfrentar los desafíos del entorno y promoviendo una cultura científica sólida y responsable. 

Conoce algunas cifras importantes sobre este proceso: 


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SIATA para la Escuela 

Para llevar a cabo tanto la red de educadores científicos como los semilleros de ciudadanos científicos, se desarrolló también la estrategia SIATA para la Escuela, una iniciativa que busca crear material educativo propio para que los profesores puedan utilizarlo en sus clases. 

“Nos hemos dedicado a la creación de videos, cuentos, juegos y otros recursos que están disponibles para su descarga y uso. Este material exclusivo nos ha brindado la oportunidad de proporcionar a los docentes las herramientas necesarias para su labor educativa en los procesos. Gracias a SIATA para la escuela, hemos logrado complementar los conocimientos científicos de los profesores con recursos interactivos y didácticos, adaptados especialmente para el aprendizaje de los estudiantes”, destaca la comunicadora Parra. 

Un ejemplo de estos recursos, es este cuento: 


 

 

Así puedes llevar a SIATA a tu escuela 

Los semilleros de ciudadanos científicos se han convertido en una valiosa oportunidad para estimular el interés científico entre los estudiantes, si eres docente y quieres integrar a tus procesos pedagógicos experiencias como las que has conocido a través de este artículo, escribe un correo a educacion@siata.gov.co   expresando tu interés en participar. 

Es importante tener en cuenta que existe un límite de 20 estudiantes para las actividades experimentales, un número que busca garantizar un trabajo efectivo y adecuado. Es fundamental determinar el lugar y las horas en las que se llevarán a cabo las actividades, así como el tema en el que los estudiantes están interesados en trabajar y sus respectivas edades. También se indaga si han estado trabajando en algún proceso previo. 

En cuento, a la Red de Educadores Científicos esta funciona mediante convocatorias públicas en las redes sociales de SIATA y diversos espacios de la ciudad. En caso de que un profesor desee que todos los docentes de su institución se formen en una temática específica, como meteorología, pueden comunicarse escribir para solicitar una formación conjunta. Tras el contacto inicial, se les enviará un formulario de inscripción y todas las bases necesarias. 

Con la integración de saberes, experiencias y la experimentación en el aula de clase, es que, desde el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, se busca impulsar un #FuturoSostenible para el territorio metropolitano que integre a los educadores y a los niños y niñas de la región. ​