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​​La movilidad es uno de los principales temas de desarrollo en cualquier territorio, y promoverla con criterios claros de sostenibilidad asegura, en buena medida, la competitividad económica de la región y la calidad de vida de sus habitantes. Así de clave es el tema y así lo ha entendido la Junta Metropolitana, como la instancia decisiva del Área Metropolitana del Valle de Aburrá que ha materializado el Plan de Gestión Territorios Integrados 2016 - 2019, con eficiencia y pensamiento estratégico, para que desde lo colectivo, se contribuya a mejorar sus condiciones de  equidad humana y territorial.​

Todos los entes territoriales del país, en las escalas local, regional y nacional, hacen inversiones en infraestructura vial;  por eso, antes de conocer sus avances en el Valle de Aburrá es importante resaltar los cuatro elementos que marcan diferencia y que vuelven a éste como el más ambicioso y responsable programa de infraestructura para la articulación del territorio metropolitano:

  • Hay territorio. La inclusión de Envigado, desde 2016, al Área Metropolitana del Valle de Aburrá permite realizar por primera vez con equidad en aportes y beneficios, un desarrollo regional de los 10 municipios pensando en la conectividad.
  • Hay claridad. Integralidad en el sistema de Planes del Valle de Aburrá, donde el tema de infraestructura vial se armoniza con los ejercicios de planificación en el ordenamiento territorial, la movilidad, la calidad del aire, el uso de la bicicleta, y otros para dar una idea clara de la interdependencia de los sistemas y dimensiones de la vida metropolitana.
  • Hay recursos. voluntad de las administraciones expresadas en el compromiso de recursos para la inversión en infraestructura.
  • Hay cambios. Los hábitos de la vida en la ciudad son los que van dejando huella. Las obras no tienen sentido si la gente no se apropia,  reflexiona y cambia sus hábitos para que la realidad sea distinta, más beneficiosa para todos. La movilidad activa, el emprendimiento sostenible, las mesas de participación del PIGECA son algunas muestras de respuestas comprometidas de la comunidad.

La revolución en el enfoque es que la infraestructura vial no es un conjunto de obras para los vehículos, son proyectos integrales para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos metropolitanos, donde se desarrollan simultáneamente los corredores verdes, con senderos peatonales y ciclorrutas; organización del transporte público en temas de integración de modalidades, medios de pago, frecuencias y paraderos; y organización del transporte de carga para la logística e innovación frente a las restricciones en la circulación por el Valle de Aburrá. Además, cada proyecto cumple un compromiso ambiental y una ruta de seguimiento sobre la política de construcción sostenible liderada por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá.

El objetivo es articular los corredores de movilidad desde la visión de sostenibilidad ambiental del territorio.

Analizar y comprender el problema

Para el caso del Valle de Aburrá, se evidencia que la tendencia en la planificación ha privilegiado el transporte motorizado privado sobre el transporte público y el transporte no motorizado. Esto ha generado una tendencia a definir que un tráfico lento produce una baja movilidad, lo que se asocia a una carencia de infraestructura vial para transporte.

En suma, el aumento del parque automotor, sumado a un modelo de transporte construido sobre el desplazamiento individual y motorizado, han provocado una movilidad ineficiente, inequitativa, no sostenible y riesgosa, lo cual provoca pérdidas económicas y de tiempo, altos niveles de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), aumento de infecciones respiratorias agudas, entre otras.

Con este panorama, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá ha orientado sus esfuerzos en proveer infraestructura suficiente e interconectada que garantice las condiciones de seguridad, comodidad e inclusión necesarias para la movilidad y conectividad vial en la región metropolitana; así como a mejorar las condiciones de la infraestructura que conecta los municipios del Valle de Aburrá.

En ese sentido, la infraestructura vial propuesta y que requiere el territorio metropolitano contempla la ampliación de espacios segregados para la circulación de peatones y bicicletas, más la disponibilidad de lugares para estacionamiento seguro y confiable, el reacondicionamiento de intersecciones, cruces y glorietas para mejorar el paso seguro, la conectividad hacia una red metropolitana de ciclo-rutas y la exploración de posibilidades de conexión de sistemas viales con otras regiones cercanas (oriente y occidente).

Por lo anterior los esfuerzos estarán concentrados en promover, en especial, la seguridad y comodidad de los peatones, más el uso de la bicicleta como alternativa no motorizada de movilidad, buscando coherencia y articulación con los Planes Maestros de Movilidad y de la Bicicleta para el Valle de Aburrá, entre otros que se logren concertar.

Estos proyectos nos ponen más cerca de hacer realidad la inversión de la pirámide, con el peatón y los ciclistas en las primeras escalas de la movilidad segura, limpia y amable, con una sostenibilidad ambiental de largo plazo y compromisos de sustentabilidad. La corresponsabilidad que tanto demandamos para resolver los problemas del país y de sus regiones hoy la sentimos más cerca y eso se traduce en mejores resultados colectivos y de largo plazo.

Obras de infraestructura vial

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