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La dieta acordada del territorio

El Plan Integral de Gestión de Calidad del Aire (PIGECA) contiene las herramientas y los instrumentos para enfrentar episodios críticos de contaminación atmosférica.


El Plan Integral de Gestión de la Calidad del Aire (Pigeca) de los “territorios integrados” en el Valle de Aburrá ha pasado con éxito una primera prueba, con ocasión de la entrada del primer período de transición que vive la región entre marzo y abril de cada año, cuando se pasa de una etapa seca a una de lluvias prolongadas.
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Ese Plan Integral, que hemos llamado la “dieta del territorio”, es un valioso instrumento de planeación territorial, porque no sólo ha sido diseñado para enfrentar los fenómenos de variabilidad climática que padece este valle estrecho y montañoso, sino para definir una ruta de sostenibilidad que permita avanzar en el corto, mediano y largo plazo, en la consolidación de un nuevo modelo de ocupación de la región metropolitana, que va más allá de los límites geográficos de los 10 municipios que integran nuestro territorio.

Hoy más que nunca, cuando todavía estamos en una etapa de prevención que implica algunas restricciones en la movilidad y mayores controles a las emisiones fijas y móviles, podemos decir que vamos por el camino correcto, porque esas decisiones han estado sustentadas en criterios técnicos y científicos, y no por asuntos de coyuntura.

Reconocemos las dificultades que dichas decisiones pueden tener respecto de muchas personas que necesitan movilizarse todos los días por el territorio, pero valoramos mucho más la colaboración y comprensión de la inmensa mayoría de ciudadanos metropolitanos que han acogido con vocación cívica y de compromiso con su bienestar las determinaciones emanadas de la Junta Metropolitana respecto de la ampliación de los horarios del pico y placa, en momentos en que advertimos la entrada inminente en una fase de alerta roja.

Habernos anticipado, con base en los pronósticos metereológicos, a situaciones más complejas por contaminación atmosférica, cuando buena parte de nuestras estaciones de monitoreo cambiaron de color naranja (prevención) a rojas (alerta), impidió que las restricciones en la movilidad fueran por períodos más prolongados. En esta ocasión, duraron poco más de dos días y medio, no obstante estar en la fase más crítica de variabilidad climática de marzo.

Hemos actuado con responsabilidad y así lo seguiremos haciendo. Tenemos los instrumentos de medición de calidad del aire más completos del país y la información que produce nuestro Sistema de Alerta Temprana (Siata) hace parte de los principios de transparencia y confianza hacia todos los ciudadanos metropolitanos.

El Plan Integral, lo hemos dicho en otras ocasiones, no es un puerto de llegada, sino un punto de partida en la construcción colectiva y participativa de un nuevo modelo de ocupación que nos proponemos definir con el Plan Estratégico Metropolitano de Ordenamiento Territorial (Pemot), que avanza con fuerza en los numerosos talleres de discusión y diálogo entre todos los actores, públicos y privados, los gremios, la academia, los líderes sociales y la ciudadanía.

Dentro de todo este proceso de arquitectura en la planeación territorial resulta fundamental la participación de los gobiernos regional y nacional, y es justo reconocer el valioso papel que ha venido cumpliendo el Ministerio de Ambiente, como entidad rectora del desarrollo sostenible, y el Procurador General como garante de los derechos fundamentales, siendo la calidad del aire un asunto central en el cuidado y protección de la vida de todos los ciudadanos.

Vemos con optimismo el futuro, pero necesitamos trabajar mucho más duro cada día para poder avanzar en los objetivos trazados desde el comienzo de nuestra administración: consolidar unos territorios integrados sostenibles, con criterios de equidad humana y territorial, competitivos y sustentables, donde la renovación del parque automotor y la reconversión de las industrias vayan de la mano de una nueva cultura ciudadana, un transporte público integrado, seguro y eficiente, una movilidad activa que protege y respeta al ciclista y al peatón, y una economía circular que le apuesta a la productividad, al consumo responsable y a la producción limpia. Esa debería ser la dieta de nuestro territorio y a ella es que le apostamos.


“El Plan Integral, lo hemos dicho en otras ocasiones, no es un puerto de llegada, sino un punto de partida en la construcción colectiva y participativa de un nuevo modelo de ocupación”


Eugenio Prieto Soto

Director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá​​​.