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En la región metropolitana se producen a diario 50 millones de litros de aguas residuales, de los cuales se está tratando cerca del 20%. Adicionalmente, se tienen más de 120 mil viviendas que están sin conexión a las redes de alcantarillado y no se dispone de un control de la calidad del vertimiento. Lo anterior genera un deterioro importante del recurso hídrico, tanto superficial como subterráneo, evidenciado en los resultados arrojados por la Red de Monitoreo Ambiental de la Cuenca Hidrográfica del río Aburrá-Medellín (Red Río), mediante la cual se caracteriza el río y sus principales afluentes, encontrando niveles entre 0 y 1.0 miligramos por litro (mg/L) de oxígeno disuelto en la estación Ancón Norte, cuando lo ideal sería contar con un nivel mínimo de 5 mg/L.

La necesidad de monitorear el río y de generar acciones inmediatas sobre el mismo, se refuerza con los estudios realizados por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), en los que se indica que el Valle de Aburrá sufrirá de lluvias de mayor intensidad como consecuencia del calentamiento global.

Las apuestas del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, que también buscan articularse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), están dirigidas a implementar obras de infraestructura urbana que permitan incrementar la recarga de acuíferos con el aprovechamiento de las aguas lluvias, fortalecer Red Río con estaciones automáticas en línea, promover la legalización sobre el uso del recurso en el 100% de casos y realizar la restauración ecológica de las fuentes hídricas.

El objetivo es fortalecer la evaluación del agua en las cuencas hidrográficas del Valle de Aburrá, que serán las unidades de análisis para la identificación de la oferta y la demanda hídrica de los sectores económicos; así como para el desarrollo de metodologías de estructuración e integración de indicadores ambientales, que permitan determinar la disponibilidad del recurso para establecer su utilización, monitoreo, seguimiento y control.

Con esto se buscará facilitar el desarrollo de las obligaciones normativas, en conjunto con los procedimientos técnicos que se requieren para la gestión del recurso hídrico, y de esta manera garantizar la disponibilidad del agua, tanto en calidad como en cantidad, así como su saneamiento básico.

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