La subdirectora de Movilidad del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, Viviana Tobón Jaramillo, asegura que se ha realizado un trabajo juicioso en los municipios del territorio para que EnCicla crezca de manera significativa en estos cuatro años.
La subdirectora de Movilidad del Área Metropolitana, Viviana Tobón Jaramillo, está convencida de que en lo que resta del año se materializarán las metas trazadas en cuanto a movilidad activa. Uno de los objetivos más importantes es la llegada del sistema de bicicletas públicas a los 10 municipios del territorio y seguir avanzando en la integración de los corredores de ciclocaminabilidad.
¿Cuáles son los avances logrados en movilidad activa?
Este es un año decisivo y un año crítico en el que estamos materializando los proyectos que propusimos en nuestro Plan de Gestión Territorios Integrados 2016-1019, que en materia de movilidad tiene dos grandes características.
Por primera vez en el Valle de Aburrá se hace una apuesta estratégica y coherente en relación con la movilidad sostenible. Se trazan unas metas claras que parten de la aprobación del Plan Maestro Metropolitano de la Bicicleta y se lleva a un campo de ejecución y de prioridad en la agenda de la Entidad. En ese sentido trazamos unas metas bastante ambiciosas en proyectos orientados a promover el uso de la bicicleta.
El primero es el componente de infraestructura con proyectos autónomos integrales, que encierran ese concepto de integralidad de infraestructura para la movilidad activa.
La segunda apuesta ambiciosa fue triplicar la capacidad del sistema de bicicletas públicas y llevarlo a los 10 municipios del Valle de Aburrá y esa es una acción sin precedentes.
En 2019 estamos recogiendo el trabajo de tres años de estructuración y planificación. Estamos también cerrando los procesos de ejecución de la expansión del sistema de bicicletas públicas y de los corredores de ciclocaminabilidad.
El crecimiento del sistema de bicicletas públicas ha tenido un aumento exponencial, ¿qué se espera para lo que falta de 2019?
Nuestro sistema ha sufrido muchas transformaciones en los últimos cinco años cuando asciende a ser de más cobertura con las estaciones automáticas. Podríamos decir que el sistema ha crecido en usuarios y ha cambiado su vocación. Pasó de ser solo un servicio orientado a la población universitaria a convertirse en una opción de movilidad para personas de distintos estratos y distintas ocupaciones. Y especialmente a ser un sistema que complementa el servicio público especialmente en las líneas del metro y el metroplús.
Al ingresar nuevas bicicletas, que esto hace parte del proceso de expansión, nos damos cuenta de que la infraestructura está corta frente a la demanda del sistema. Solo con introducir 200 nuevas bicicletas (hecho que se dio en las primeras semanas de marzo) se llegó a un pico máximo de préstamo. Actualmente hay 1.000 y estamos ingresando cada mes 200 más.
Este es un sistema supremamente exitoso. Cuando lo ve comparado con otras ciudades se da cuenta de lo importante que es para la ciudadanía. Nosotros recibimos el sistema de lunes a viernes hasta las 7:00 de la noche. En abril de 2016 lo ampliamos a los sábados. Y a partir del 16 de marzo pasado el horario de los sábados va hasta las 9:00 de la noche.
¿Cómo va la implementación de estaciones en los otros municipios del Valle de Aburrá?
Llevamos un trabajo juicioso en los municipios conurbados. Estamos en un avance cercano al 60% o un poco más en Envigado e Itagüí. Vamos a tener 16 estaciones en Envigado, 15 en Itagüí y 11 en Sabaneta. Están en una avance en la ejecución de sus obras civiles, instalación preliminar de hardware de las estaciones y estamos en proceso de importación y nacionalización de los componentes electrónicos porque van a ser automáticas. Sentimos que la población en el territorio lo pide a gritos y avanzamos rápido para lograrlo.
¿Cómo va esa integración con el Sistema Integrado de Transporte del Valle de Aburrá (SITVA)?
Ese es uno de los cambios fundamentales que ha tenido el sistema de bicicletas públicas. Cuando vemos el comportamiento de lo que pasaba en las estaciones hace unos cinco años las que mayores préstamos tenían eran las que estaban cerca de las universidades. Esto muy coherente con esa primera etapa del sistema, que estaba enfocado en ser una opción de movilidad para los estudiantes universitarios.
Las cifras hoy muestran que las estaciones con mayor demanda son las integradas al SITVA. Hemos avanzado bastante en la cobertura de intermodalidad. Tenemos hoy cerca del 35% de las estaciones del SITVA tienen el servicio de EnCicla. Esperamos ampliar esa cobertura al 40% de esa integración. Hoy es innegable que muy buena parte de los viajes de EnCicla se hacen ligados al SITVA.
¿Qué experiencia le deja el dar a conocer EnCicla en otros escenarios de países de América Latina?
EnCicla es un sistema contemporáneo al de las grandes ciudades del mundo. Solo Ecobici (Ciudad de México) nos lleva uno o dos años. Nosotros cumpliremos ocho años en 2019. No obstante el ser un sistema pequeño en estaciones es muy significativo en usabilidad y préstamos.
Solo para comparar podemos decir que Ecobici en México, que es el más grande de América Latina) tiene 475 estaciones y hace cerca de 35.000 viajes al día. Nosotros con 54 estaciones estamos haciendo 15.000 viajes. Estamos casi en la mitad de viajes con la décima parte de la capacidad en estaciones y bicicletas.
Eso lo que nos marca es que el sistema está tocando el techo para crecer y en la medida de que tengamos más estaciones y bicicletas podremos ser uno de los sistemas más exitosos del mundo en términos de usabilidad.
Una de las apuestas importantes es lo que se ha venido realizando en el norte del Valle de Aburrá en ciclocaminabilidad, ¿cómo va ese trabajo y a qué le apunta?
Ese es uno de los proyectos más bonitos que tenemos porque uno de los pilares sobre los cuales fundamentamos nuestro proyecto de ciclocaminabilidad es tratar de compensar en los demás municipios la no existencia de infraestructura para la bicicleta. Entonces, nosotros estamos interviniendo los 10 municipios del Valle de Aburrá. Al terminar esta administración, al menos cada uno de los municipios tendrá la primera fase de ciclocaminabilidad. Los del norte fueron los primeros en comenzar con ese proceso de diseño. Tenemos en total 10 kilómetros para Barbosa, Girardota, Copacabana y Bello, que tendrán una filosofía de pacificación del tráfico en la parte central del casco urbano y un mejoramiento de las condiciones para el uso de la bicicleta hacia la centralidad.
En el caso de Bello, que es uno de los que más necesita infraestructura para la bicicleta por la potencialidad de atracción de viajes, porque ha crecido mucho en su población y tiene unas condiciones precarias de movilidad está pidiendo a gritos infraestructura para atraer viajes distintos al vehículo particular y la bicicleta.
Bello tendrá un proyecto de ciclocaminabilidad muy asociado a la intermodalidad. Esto quiere decir que las personas se puedan mover dentro del municipio y entre las dos estaciones del metro. Y así se da el crecimiento de EnCicla, ligada a las estaciones del metro Bello y Niquía.
¿Y cómo se trabajará con los otros municipios del norte?
Hoy los municipios del norte están parcialmente conectados con la ciclorruta que hay en la vía Bello-Hatillo. Hay un proyecto y un deseo del Área Metropolitana de rehabilitar esa ciclorruta, que es de primera generación, y está poco utilizada. La idea es hacerla nuevamente atractiva en esos 38 kilómetros entre Niquía y el ingreso a Barbosa. La idea es hacer unas conexiones entre esa ciclorruta y las centralidades. Eso se hace a través de un convenio interadministrativo con la Gobernación de Antioquia, a través de Indeportes, e, incluso, la concesión vial está muy involucrada en el proyecto.
Además de este trabajo, llegará el sistema de bicicletas públicas como una nueva herramienta de promoción de uso de la bicicleta. La idea es tener también un sistema de bicicletas comunitarias en las zonas rurales con un préstamo en la zona central del municipio para realizar viajes más largos porque las condiciones de estas poblaciones es distinta a los grandes centros urbanos.
¿Qué entregó la Encuesta Origen-Destino para lo que se traza en cuando a ciclocaminabilidad para los años que vienen?
Nos dejó muchos retos. Creíamos que esa cifra iba a ser más alta (1% para viajes en bicicleta y 27% para viajes a pie en el Valle de Aburrá). Nos dejó también un impacto sobre lo difícil que es mover un indicador de viajes en un territorio tan complejo como el Valle de Aburrá. Hemos hecho muchísimo en cinco años por la movilidad en bicicleta y solo logramos mover 0,4% en esa participación modal. Nos quedan retos y a pesar de que vemos ciclistas en todos lados debemos seguir trabajando para que sean muchos más. Nos deja también muchas certezas de que a pesar de que muchos creen que Medellín y el Valle de Aburrá no es un territorio para el uso de la bicicleta, las zonas planas tienen una potencialidad de viaje muy grande.
¿Cómo va el trabajo en las ciclorrutas y esa conexión entre los municipios del Valle de Aburrá?
Creo que, a pesar de lo complejo que es conectar el norte con Medellín y el sur hemos avanzado mucho en visión. Estamos trabajando en la conexión Bello-Medellín y Medellín-Envigado, que es donde están los broches. En esta última estamos muy cerca de conectar por la avenida Las Vegas. Lo que hemos hecho en estos cuatro años ha sido asombroso desde la perspectiva de la transformación. Hace cuatro años muy pocos municipios entendían la importancia de darle un espacio a la bicicleta y hoy hacemos proyectos muy importantes como La Picacha (Medellín) que trae toda la visión de integralidad y recuperación de la movilidad activa. Y otro de los proyectos más hermosos que tenemos es La Estrella Camina.