Una de las apuestas más importantes para la sostenibilidad es la siembra de un millón de nuevos individuos arbóreos en el Valle de Aburrá. El seguimiento a esta meta se constituye en una variable de control y apropiación, visibilizando el esfuerzo de ciudadano e institucional por reducir la deuda histórica en materia de arbolado y su compromiso por mejorar las condiciones medioambientales.