El ingreso de Envigado al Área, hace 2 años, representa una muestra de la capacidad de liderazgo de su alcalde y un compromiso decisivo de la Junta Metropolitana.

Eugenio Prieto Soto
Director

Semejante a un motor en movimiento, Envigado era el piñón que durante 36 años le hizo falta al Área Metropolitana para funcionar perfectamente en el cambiante y complejo proceso de desarrollo del Valle de Aburrá.
 
Hace dos años las piezas están completas y la región metropolitana ha encontrado el camino de la integración y la articulación de su planeación estratégica, con el diálogo y la concertación entre todos los actores como instrumentos fundamentales de la equidad humana y territorial hacia la Gobernanza.
 
Con un liderazgo fuerte desde la ciudad núcleo, Medellín, y el trabajo armónico con los demás alcaldes de los nueve municipios, Envigado encontró en el Área un socio ideal para romper el enconchamiento que produce una equivocada idea de la autonomía, y la entidad logró consolidar un esquema asociativo que, hoy más que nunca, es un referente nacional en términos del desarrollo sostenible y sustentable.
 
Esa relación gana-gana no sólo ha permitido articular los programas y proyectos en una visión metropolitana, sino que ha contribuido a tender puentes y dinámicas de cooperación entre los sectores, público-privados, la academia, los empresarios y los colectivos sociales, y hablar ahora de una ciudadanía metropolitana que entiende y participa de la construcción de un modelo de ocupación que no mira los límites físico-administrativos y va más allá de los 1.572 kilómetros cuadrados que ocupa este Valle de Aburrá. Todos unidos en una Gobernanza metropolitana, en la que todos son uno y uno son todos, sincronizados en la construcción de un nuevo modelo de ocupación incluyente, deliberante, participativa y con visión estratégica en el corto, mediano y largo plazo.
 
Con las piezas completas del rompecabezas metropolitano, el ingreso de Envigado al Área ha hecho menos complejas y difíciles las respuestas a dos preguntas que pueden definir nuestro futuro: ¿Qué territorio queremos? y ¿Hacia dónde vamos?
 
El propio alcalde de Envigado, Raúl Cardona, define en una frase lo que ha significado para su municipio estar en el Área Metropolitana: “Rompimos una burbuja que no nos permitía ver el mundo más allá de nuestros límites y entender que no podíamos mantenernos como una isla en medio del inmenso mar del desarrollo y las oportunidades”.
 
El Área, por su parte, ha retomado de Envigado su liderazgo como municipio modelo de Colombia para replicar en el resto del territorio sus experiencias y posibilidades, así como los demás municipios aportan sus potencialidades y jalonan el progreso hacia los mismos objetivos. No sólo en términos de los grandes proyectos de infraestructura, sino en educación, cultura, seguridad y protección del medio ambiente.
 
Uno de los mitos que hicieron carrera antes de la consulta popular que definió el ingreso de Envigado al Área tenía que ver con la pérdida de autonomía y la imposición de nuevos impuestos. Ni lo uno ni lo otro. Todo lo contrario. El municipio ha seguido adelantando sus propias iniciativas.
 
Sin Envigado como un actor de primera línea en el ámbito metropolitano, el Área no hubiera podido avanzar tan rápido en la definición de una amplia batería de acuerdos y convenios para comenzar a resolver problemas tan complejos como los asociados a la calidad del aire, el manejo de los residuos sólidos, la protección de las cuencas hidrográficas y la consolidación de un sistema de áreas protegidas que permitirán en el corto y mediano plazo darle consistencia al Plan Estratégico Metropolitano de Ordenamiento Territorial (PEMOT), un gran acuerdo de voluntades cuyos alcances lo hacen como el primero de su género en Colombia.
 
Es así como “Articular” ha sido el verbo rector de la planeación estratégica de la entidad hacia el Aburrá y Envigado una pieza fundamental en la armonización y la integración del desarrollo con equidad humana y territorial.
 
Hoy el Área es un esquema asociativo mucho más fuerte y con mayor capacidad de negociación ante las instancias departamental y nacional y, por ende, los retos y las oportunidades son también mayores.