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En virtud que el crecimiento desordenado de la malla urbana en la región Metropolitana es una variable que riñe con la conservación y el adecuado desarrollo de los espacios verdes, reduciendo significativamente su potencial ambiental, paisajístico y recreativo para el beneficio de la población allí asentada, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, en su condición de máxima autoridad ambiental urbana en la región, consideró enfrentar los efectos negativos del desarrollo urbanístico sobre el uso y ocupación del suelo, los espacios públicos verdes y el patrimonio natural en su jurisdicción.


Ello debido a que la flora que conforma estos espacios verdes, presenta una degradación creciente por inadecuadas técnicas de selección, establecimiento y manejo de especies vegetales y la falta de compromiso social tanto de la ciudadanía como de las entidades encargadas de su mantenimiento y conservación. Se reconoce además como otro de los aspectos que influye en esta problemática, la carencia de políticas claras y acordes a la realidad social y ambiental de la región, ya que la normatividad es parcial y fragmentada. Así mismo, en los procesos de planificación del espacio público en la región no se ha considerado la relación histórica que el hombre ha tenido con la flora urbana y con los espacios o áreas verdes.

 

Por lo anterior, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, para el cumplimiento de sus funciones y competencias, debe impulsar procesos de planificación del espacio público conjuntamente con los municipios, no sólo desde la visión tradicional del desarrollo sino desde una óptica ecosistémica, donde la vegetación se constituye en un eje articulador del paisaje urbano. Para esto ha previsto la formulación del Plan Maestro de Espacios Públicos Verdes Urbanos de la Región Metropolitana, como principal instrumento de política mediante el cual se da inicio a una gestión continuada, en el tiempo y en el territorio, de uno de sus principales activos ambientales: el espacio público verde y la flora urbana.

 

Este Plan se constituye en parte esencial de los instrumentos de planificación y gestión ambiental urbana en la región, acorde a lo previsto en el Plan Integral de Desarrollo del Área Metropolitana (Proyecto Metrópoli 2002 ­­- 2020) y en el Plan Estratégico Ambiental 2003 - 2012. Él aporta argumentos y elementos para una planificación ambiental integrada al ordenamiento territorial, particularmente en lo referente a las orientaciones Metropolitanas de ordenamiento territorial.


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