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¿El cambio climático influye en las precipitaciones extremas en Antioquia?​​

Aunque no se puede afirmar su influencia directa, por falta de un registro histórico más robusto, investigación de uno de los profesionales del SIATA indica que estas aumentarán su frecuencia e intensidad. Resultados que pueden aportar a la planificación de los municipios.


El calentamiento global no solo implica mayores temperaturas, sino también, entre otras consecuencias, mayor intensidad en las lluvias que históricamente se han presentado en algunas regiones como parte de la variabilidad climática local.

Esto se debe al aumento de la temperatura global promedio que, desde la época preindustrial (1850 y 1900) hasta 2017, subió aproximadamente 1°C, según el Panel Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC) por cuenta de la acumulación de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera —unos asociados a actividades humanas y otros a causas naturales benéficas para nuestra vida planetaria— que impiden que parte del calor del sol salga de la superficie terrestre.

Es así como, por las altas temperaturas, se evapora cada vez más agua que llega a la atmósfera en forma de vapor de agua (H₂O​), que configura uno de los GEI.


El agua que sube en algún momento baja

Esta acumulación, en cierta medida, responde al ciclo natural del agua, que comienza con un proceso de evaporación de una parte de todas las fuentes hídricas de la tierra, incluyendo los océanos y las gigantescas masas de hielo que forman los glaciares, los icebergs, y las que cubren los polos. Así que, entre más altas las temperaturas, mayor agua evaporada.

Luego viene el proceso de condensación, por el cual se forman las nubes; y por último, viene la precipitación, que es cuando esa agua vuelve a bajar a la tierra, ya sea en lluvia, llovizna, nieve, aguanieve o granizo.

El cambio climático no solo incrementa la capacidad de la atmós​​fera para acumular vapor de agua (H₂O​), sino que también, esa agua evaporada tiene que caer en algún momento de nuevo hacia la tierra.

Según las proyecciones del IPCC, la relación directa con el agua disponible en la atmósfera en función de la temperatura, dará paso a precipitaciones más intensas, así como a inundaciones costeras.


La respuesta al incremento de las lluvias en el Valle de Aburrá

Ahora pensemos en las precipitaciones extremas que se dan en Antioquia y el Valle de Aburrá, ¿será que han variado debido al cambio climático?

Esta fue una de las preguntas que se hizo Julián Urán, ingeniero civil, integrante del grupo de Hidrología y líder del equipo de Teledetección con Drones del Sistema de Alerta Temprana del Valle de Aburrá (SIATA), mientras cursaba su maestría en Recursos Hidráulicos en la Universidad Nacional (UNAL), en la que se propuso comprender las tendencias de las precipitaciones a largo plazo en el departamento y en Colombia.

“Los resultados de otras investigaciones evidencian la necesidad de analizar las precipitaciones a escalas menores a la resolución temporal diaria, menor a 24 horas, con el fin de evaluar los cambios en los valores extremos, sin subestimar la intensidad, la frecuencia y la duración de los mismos como respuesta al cambio climático", explica el académico en su tesis: Cambios en los valores extremos de variables climáticas en Colombia asociados a cambio climático.​​

Para dar respuesta a esta pregunta, Urán, analizó el registro histórico de las lluvias de 86 estaciones pluviométricas, de la red hidrometeorológica de Empresas Públicas de Medellín (EPM), distribuidas en Antioquia, desde 1996, con mediciones cada 15 minutos; así como a otras nueve estaciones, de esta misma empresa, con la variable de temperatura en superficie, en el mismo período histórico, ambos con un alcance hasta 2013. Además, se basó en los datos del satélite Tropical Rainfall Measuring (TRMM) de la Nasa, que monitorea y estudia las precipitaciones tropicales y subtropicales de la región.

Luego de ajustes estadísticos no paramétricos a esos datos recolectados —es decir un ajuste que no depende de criterios externos, sino del comportamiento de los datos observados—, el análisis pasó de ser anual a mensual y luego a escala horaria en las precipitaciones extremas.

El investigador encontró qué “a nivel espacial el comportamiento mensual de la lluvia no presenta cambios significativos y homogéneos, mientras que a escala horaria, estos eventos sí presentan una tendencia creciente y estadísticamente significativa”.

Pero, ¿qué significa esto para Antioquia y el Valle de Aburrá?, “quiere decir que a nivel regional, las precipitaciones extremas podrán ocurrir muchas más veces en el año, y debido a su intensidad, generar más inundaciones y deslizamientos en los municipios vulnerables”, agrega Urán.

Pero, ¿se podría afirmar que esa tendencia de aumento de las precipitaciones extremas a una escala horaria en Antioquia se debe al cambio climático?, según concluyó Urán en su investigación: “Al tener disponible 18 años de registro sobre precipitaciones en Antioquia a escala horaria, no es posible asegurar con certeza que todas las causas sean por el cambio climático, lo que nos indican los resultados, es que desde 1996 estos eventos extremos han aumentado su frecuencia e intensidad en Antioquia, y se espera que estos valores sigan creciendo. Resultados que pueden ser de utilidad para la planificación del territorio”.


¿Por qué faltan datos?

Si bien en Antioquia hay 270 estaciones de monitoreo activas del IDEAM, la más antigua fue instalada hace 85 años, y las 149 estaciones de EPM en el departamento están hace alrededor de 40, la escala de medición que se usó para esta investigación fue horaria, y esta escala se comenzó a aplicar en los instrumentos de EPM desde 1996, por eso se incluyeron los datos desde ese año. Pero en las del IDEAM se hacen registros, por lo general, tres veces al día en las estaciones tradicionales, donde un observador va y toma el dato de forma manual, y en las estaciones automáticas que proporcionan información cuasi real solo hay registro de entre hace 15 y 10 años, por eso no se incluyeron. Y, ¿por qué no se incluyeron tampoco los registros del SIATA?, porque su registro histórico de datos es de 10 años hasta hoy, pero para al momento de la investigación solo llevaba 4 años.​

Por eso es fundamental seguir fortaleciendo redes de monitoreo locales, como el SIATA, porque entre más instrumentos recolecten información en los territorios, entre más se garantice la calidad de esos datos y su almacenamiento en el tiempo, las generaciones venideras podrán contar con información más precisa para la toma oportuna de decisiones, podrán evaluar si los cambios hidrometeorológicos observados son estables o en caso de que no lo sean, podrán entender a qué se deben esos comportamientos. Además de ser cada vez más precisos a la hora de emitir alertas tempranas para seguir salvando vidas ante posibles desastres naturales.

“Sin los datos históricos, uno no tendría las herramientas para entender la variabilidad climática local ni podría planear de forma adecuada su territorio, por que, por ejemplo, gracias al radar meteorológico que indica el comportamiento espacial y temporal de la lluvia, complementado con los sensores en tierra que nos permite medir y clasificar la respuesta de los ríos y quebradas ante eventos de lluvia, podemos construir posibles escenarios de riesgo, y estos, sumados a los aprendizajes desde el territorio con las comunidades, son los que nos han ayudado a salvar vidas, que es nuestra mayor fortaleza y función para el Valle de Aburrá”, explica el líder del equipo de Telemetría del SIATA, Jhonny Herrera.

Aunque los resultados de esta investigación se presentaron en 2015, se ha seguido monitoreando el comportamiento de las precipitaciones extremas en el departamento, por eso Urán afirma: “Los eventos de precipitación extremos son cada vez más frecuentes. Y aún se mantienen las conclusiones encontradas desde 2015. ¿Qué es lo que pasa con la temperatura?, a medida que aumenta la temperatura hay mayor capacidad de la atmósfera para almacenar agua, siendo esta una de las razones por las que se producen estos eventos extremos, ya que la atmósfera responde de forma diferente”.​