Más que un problema, los temas asociados a la calidad del aire se convierten en grandes oportunidades para definir el modelo de ciudad que queremos. A la mayor conciencia ciudadana por el medio ambiente, hay que sumarle la capacidad institucional y la legitimidad política que demanda la gobernanza metropolitana.

Medellín, como ciudad núcleo de este territorio metropolitano integrado por otros nueve municipios, en donde habitan no menos de 4 millones de personas, es de nuevo un referente internacional. Esta vez, en términos de la movilidad sostenible.

El Consejo Mundial de Energía (WEC) ha traído a la ciudad el Segundo Encuentro Internacional de Movilidad Eléctrica como un reconocimiento al liderazgo y capacidad institucional del Valle de Aburrá en la búsqueda permanente por la sostenibilidad ambiental, económica y social del territorio desde el transporte limpio, seguro y amable.

Haber puesto el tema de la calidad del aire como un asunto central en la construcción colectiva de un nuevo modelo urbano, en vez de verlo como un problema, ha representado una invaluable oportunidad para unir esfuerzos y voluntades en torno a responder como sociedad una pregunta fundamental en términos del desarrollo sostenible: ¿Qué territorio queremos?

Pues bien, este especial periodístico sobre movilidad eléctrica busca hacer visibles los esfuerzos que se vienen haciendo en el Valle de Aburrá para avanzar en la integración del transporte masivo hacia sistemas limpios y sostenibles como condición necesaria para la competitividad y la productividad con equidad humana y territorial.

Que sea Medellín la sede de este evento internacional no sólo impone nuevos retos, sino que abre enormes posibilidades de establecer alianzas y sinergias con los actores locales, regionales, nacionales e internacionales, con el objetivo de planear los territorios con visión de mediano y largo plazo. No es una posibilidad, sino una obligación ética e institucional de revertir los efectos del cambio y la variabilidad climática que amenazan la supervivencia de nuestro Planeta.

Acá están unidos el conocimiento científico con el liderazgo político e institucional para acordar juntos nuevos esquemas de corresponsabilidad ambiental, sostenibilidad, productividad y competitividad.

Aceptamos el reto como territorios integrados, sostenibles e inteligentes.