El hombre detrás de toda la estrategia de posicionamiento internacional del Área Metropolitana es Pablo Marcelo Maturana.   Más de 13 años en la Agencia de Cooperación Internacional de Medellín le permitieron establecer una agenda global.

Pablo Marcelo Maturana lleva más de 15 años trabajando los temas de cooperación internacional. Primero desde la ACI de Medellín y ahora como subdirector de Cooperación y Convenios del Área Metropolitana del Valle de Aburrá. 

Este 2018 ha sido particularmente amplio en torno a la presencia internacional de la entidad frente a los temas de la agenda mundial por el medio ambiente. Y el resultado es, en parte, por el conocimiento acumulado de la entidad a lo largo de su historia sobre la planificación de los territorios, pero en especial, por las buenas prácticas que se están llevando a cabo en la construcción de una nueva agenda urbana. Gracias al trabajo articulado y al liderazgo de Medellín en el ámbito internacional, el Área Metropolitana ha logrado construir un amplio portafolio de cooperación internacional y mostrarle al mundo sus experiencias y aprendizajes en torno a la calidad del aire, la movilidad activa, la protección de sus quebradas y sus esfuerzos en materia de prevención del riesgo.

Pablo Marcelo nos cuenta cómo ha sido todo este proceso de posicionamiento internacional de una entidad que sigue trabajando por la equidad humana y territorial.

¿Qué es la cooperación internacional en términos de los territorios?


Pablo Marcelo Maturana: Primero, hay que entender un poco cómo funciona la cooperación internacional, sobre todo cuando hablamos de entidades como el Área Metropolitana. La cooperación es un proceso de relacionamiento entre las partes, de alianzas. La figura de la cooperación internacional surge después de la Segunda Guerra Mundial como necesidad de trabajar juntos por el desarrollo y el bienestar de otros territorios. Se creó la OCDE y dentro de ella hay un Comité de Ayuda para el Desarrollo y mide el Índice de Desarrollo Humano de los países, con el fin de establecer las prioridades y los alcances de esa cooperación internacional. Colombia tiene un IDH medio alto, lo que la dejaría por fuera de esa cooperación, pero dados los fenómenos de violencia armada y ahora de posacuerdo, ha permitido que la comunidad internacional aporte cuantiosos recursos en ayuda para los territorios que más han sufrido el conflicto armado interno.

¿Cómo encaja esa cooperación en la figura de un esquema asociativo como es el Área Metropolitana?


Medellín comenzó a abrir el camino en 2003, cuando creó la Agencia de Cooperación Internacional (ACI). El primer objetivo era conseguir recursos técnicos y financieros. Las fuentes de cooperación pueden asemejarse a tres bolsas: una, orientada a una estrategia nacional, en la que el Gobierno central define sus prioridades y establece un relacionamiento de orden bilateral, de país a país. Otra bolsa es la multilateral, es decir, con organismos como la OCDE, ONU, OEA, y otros. La tercera es la llamada cooperación descentralizada, que se hace desde y hacia fundaciones, ONG, universidades, alcaldías, gobernaciones, asociaciones, etcétera. En esta última es donde nuestra entidad empieza a ejercer un papel protagónico en la búsqueda de ayuda internacional para sus programas y proyectos a través de la cooperación técnica y financiera.

¿Y por eso se creó la Subdirección de Cooperación y Convenios?


Así es. Vimos que era fundamental comenzar a consolidar una red de alianzas, una red de posibles socios estratégicos. Lo primero, entonces, era establecer una estrategia de posicionamiento, que la comunidad internacional y nuestros propios socios internos conocieran mejor qué era el Área Metropolitana, qué hacía y cómo funcionaba. Muchos creían que el Área era una oficina adscrita a la Alcaldía de Medellín. La primera tarea fue definir una agenda nacional e internacional para gestionar esa cooperación y poder gestionar una batería de convenios con aliados.

¿Qué se ha logrado desde entonces?


En 2016, con ocasión de la Cumbre de ONU-Hábitat III, estuvimos en Quito, Ecuador, donde se definió la Nueva Agenda Urbana. Estuvimos con siete alcaldes del Valle de Aburrá, incluido Medellín, y fue cuando pudimos mostrar la fortaleza que tenemos como territorios integrados, porque el Alcalde de Medellín pudo mostrar cómo se estaba trabajando de forma articulada con otros municipios y nos inscribimos en una red internacional de cooperación, que ICLEI, la red más grande del mundo de países que trabajan por la sostenibilidad de los territorios. De esa red sólo hacían parte, por Colombia, Bogotá, Medellín y Manizales. Entrar allí como Área Metropolitana fue un hecho trascendental para la entidad. La importancia de ICLEI para el Área es que lidera todos los discursos y las agendas temáticas de la Cumbre de París contra el Cambio Climático.

¿Y eso permitió estar en COP23 en Alemania?


Sí, en Bonn, pero además allí dijimos que queríamos ser más activos dentro de la red ICLEI y por eso anunciaron la apertura de una oficina descentralizada desde Suramérica, cuya coordinación para Colombia la asumió el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Estar en esa red mundial por la sostenibilidad nos ha permitido hablar de tú a tú con la comunidad internacional, no sólo aprendiendo de ella, sino llevando a ella nuestras mejores prácticas y del Plan de Gestión Territorios Integrados. Hace dos meses de abrió la coordinación de ICLEI en Argentina y Ecuador. Después llegaron para nosotros oportunidades de estar en ONU-Hábitat, en un programa denominado “Respira la Vida” y por eso estamos hablando en muchos escenarios de nuestro PIGECA.

¿Cooperación en términos del Conocimiento?


Por supuesto. Nuestro foco en las agendas internacionales tiene como objetivo posicionar el Área en torno a nuestras buenas prácticas para que trascienda su accionar, pero también conocer lo bueno y lo efectivo que hacen otros países en torno a los temas que nos interesan como entidad gestora del desarrollo. El conocimiento representa muchos más dividendos, incluso, que el dinero que se pueda conseguir para los territorios. Hemos aprendido mucho y han aprendido mucho de lo que hacemos en movilidad, en producción limpia, en cuidado de nuestros bosques y quebradas. Los programas Cuidá son ejemplos internacionales de participación ciudadana en la protección de las quebradas.

¿Por qué SIATA es tan reconocida en el ámbito internacional?


Por su capacidad y rigor técnico. Uno de los elementos centrales del PIGECA tiene que ver con el valor de la predicción y el pronóstico de la variabilidad climática, con el fin de tomar decisiones de prevención y no de reacción a una contingencia atmosférica. En este momento, SIATA acompaña a un municipio en Costa Rica, Escazú, donde la embajada de España y la Alcaldía local vienen implementado el programa Cuidá. Hicimos un intercambio, vino el alcalde de Escazú, conoció SIATA y después de ver su capacidad, Ecuador le pidió a Colombia, a través de un acuerdo de cooperación bilateral, que el Área acompañara un proceso de gestión del riesgo con las alertas tempranas como instrumento de prevención.

¿Qué otras experiencias estamos exportando?


EnCicla es otro. En Cali ya estamos asesorando todo el proyecto de bicicletas públicas.

¿Y cuáles son nuestros mejores aliados internacionales?


Para nosotros son todos, pero tenemos unos que por su alcance se vuelven estratégicos. El Banco Mundial, por ejemplo. Después de una visita que hizo nuestro director pudimos elaborar un documento que está en etapa de discusión que se refiere a las tasas retributivas por contaminación atmosférica, único en el país, y en DNP está muy interesado en apoyar su implementación, con el Área como socio y aliado estratégico. La Unión Europea es otro aliado fundamental y nos escogió a nosotros en Colombia para llevar a muchas otras ciudades nuestro modelo de Gobernanza en torno a urbanismo y la innovación. Con la GIZ de Alemania también estamos trabajando en áreas protegidas en los territorios a través de la ICLEI y estamos en Brasil. Con la UE estamos acompañando a través de un proyecto conocido como Socieux, que tiene como eje central la protección social, el empleo y el trabajo. Hace poco estuvimos en La Paz, Bolivia, donde hablamos de cómo funciona y por qué la importancia de un Área Metropolitana. Con Alemania trabajamos en un proyecto sobre transporte de carga.

¿Y cómo llegamos a red Metrópolis?


Posicionándonos con lo que hacemos. Es una red muy potente y de prestigio mundial. Con ellos adelantamos buenas prácticas y allí llevamos SIATA, EnCicla, Ciudadanos Científicos y la página está siendo vista por todo el mundo. Con Metrópolis estamos trabajando en la creación de unos indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con la Escuela de Economía de Londres. Le apuntamos a la consolidación de un observatorio de información y cómo incidimos en los territorios.

¿Cómo ha sido el proceso de transformación interna en torno al posicionamiento internacional de la entidad?


Lo más valioso de todo es el inmenso conocimiento acumulado que tiene el Área. Sus buenas prácticas y las múltiples experiencias en los territorios son relevantes y demandan más apropiación de las personas. De ahí que el primer reto era posicionar el Área, no sólo en su ámbito interno, sino hacia fuera desde su riqueza y conocimiento científico. Hacerles sentir a sus funcionarios que acá se hacen bien las cosas y que es necesario darlas a conocer. Teníamos que trabajar en que se dieran a conocer sus logros, sin desconocer que Medellín es parte fundamental de todo este andamiaje. Era fundamental hablar de piso a piso, dada la transversalidad de los proyectos de internacionalización. Hablar el mismo idioma, independiente de quién lo lidera, fue fundamental. Con todo ese trabajo articulado pudimos crear un portafolio de cooperación y después salir a venderlo al mundo y hacia nosotros mismos. No basta con hacerlo bien, sino darlo a conocer. Y para eso es fundamental trabajar en red.

¿Y los municipios entienden eso?


Sí. Ha sido un trabajo de filigrana institucional porque todos tenemos que entender cómo funciona el modelo de cooperación. Hay mucha disposición y conocimiento y eso facilita la acción. El trabajo en red garantiza la sostenibilidad. Acá hay que trabajar con todos y todos tienen que entender cómo funciona esto. Hay que construir memoria institucional para que el esquema tenga duración en el tiempo y no dependa de la coyuntura política ni de la duración de los períodos de los alcaldes. Que sea una política de largo plazo. Y sobre todo, que la cooperación internacional no dependa única y exclusivamente de la labor que se haga desde lo nacional, sino que se construya desde lo local, porque es allí donde se producen las verdaderas transformaciones de los territorios. Una mirada global desde lo local.