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La Organización No Gubernamental Colombiabasuracero viene adelantando en todo el país una estrategia que permite que los ​entes territoriales puedan minimizar la generación de residuos sólidos y aprovechar al máximo aquellos desechos que no pueden reutilizarse. Su directora estuvo como conferencista en el reciente congreso de Acodal en Cartagena y destaca la visión planificadora del Área Metropolitana. La Gobernación de Antioquia ya aplica el concepto de basura cero. 

Uno de los retos en términos de la sostenibilidad de los territorios de las grandes ciudades​ tiene que ver con el manejo eficiente de los residuos que se producen en los procesos industriales, residenciales y en la cadena económica. La gran pregunta es cómo minimizar los impactos sobre los ecosistemas y alcanzar máximos de rendimiento y aprovechamiento de esos residuos dentro de la misma cadena productiva, es decir, hacer recircular parte de esos elementos en otros ciclos de la actividad económica. De eso se trata el programa Basura cero colombia, cuya directora ejecutiva, Sandra Pinzón, nos explica en qué consiste dicha iniciativa

¿Qué es basura cero?


Es una tendencia global en relación con la minimización del impacto de los residuos que se generan en el planeta, con el fin de reducir al mínimo posible la cantidad que llegan todos los días a los rellenos sanitarios. En el caso de Colombia, por ejemplo, todos los días se envían a los rellenos no menos de 33 mil toneladas de residuos, sin contar que en muchos municipios todavía existen botaderos a cielo abierto.

¿Cuáles son las claves?


La primera es la gestión para reducir la cantidad de basura o de residuos que se sacan hacia los rellenos sanitarios. La segunda es la reutilización de dichos residuos y darles, incluso, un mayor valor. Y el tercero es el reciclaje, que es cuando se transforma la materia pero se mantienen sus propiedades químicas y mecánicas para reincorporarlas al ciclo productivo.

¿Cuál es la mirada que su organización hace de la gestión de los residuos en Colombia?


El país ha venido avanzando mucho en la política pública desde hace cinco años. Ya tenemos una estructura o marco tarifario que incluye el factor de aprovechamiento por costos evitados por los residuos que se trasladarían normalmente a los rellenos sanitarios. Colombia cuenta con una política de consumo responsable y producción limpia, que en el caso del Valle de Aburrá es vanguardista y moderna. Muchas de las empresas asentadas en el territorio son ejemplo mundial y cada vez son más las que invierten en sostenibilidad. En el país hemos avanzado en esa gestión integral de residuos y el hecho de contar con una comisión de regulación como la CRA permite tener reglas de juego para todos, pero sí creo que a los entes territoriales les hace falta más planeación en los procesos de logística y aprovechamiento.

¿Pero también es deficiente el tema de educación ambiental y de cultura ciudadana?


Creo que hay voluntad de los ciudadanos para separar en la fuente, pero si no existen rutas de reciclaje y la logística es deficiente o nula, la gente se desmotiva y deja de hacer separación en la fuente. De ahí la importancia de la educación ambiental, por una parte, y la garantía por parte de los gobiernos locales de sistemas logísticos de recolección de residuos que hagan viable y rentable el reciclaje. No basta con que el ciudadano haga separación en la fuente si después ve que el carro recolector coge todos los recipientes y los echa a un mismo contenedor.


¿Qué efecto tendrá para Colombia su ingreso a la OCDE en los términos de las buenas prácticas sobre gestión de residuos?


Según datos de Planeación Nacional, en Colombia se aprovecha el 17 por ciento de los residuos que produce. Ese es un estándar relativamente bajo y muchos aseguran que es menor. Ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) implica mejorar todas las prácticas que tienen que ver con la sostenibilidad. El ingreso a ese club también va de la mano de una nueva norma que está por expedirse sobre “Responsabilidad servida del productor” en relación con envases y empaques. El compromiso será para los productores en la generación de campañas que les permitan garantizar y certificar antes sus autoridades locales que efectivamente están cumpliendo las metas acordadas por el país ante la OCDE. Uno de los elementos fundamentales dentro de la llamada economía circular es, precisamente, la responsabilidad servida del productor. No sólo necesitamos ciudadanos informados y comprometidos con la separación en la fuente, sino un sector productivo que asume su rol dentro del ciclo de la sostenibilidad.

¿Eso implica también invertir en tecnología?


Siempre será necesario invertir en tecnología. Lo que pasa es que con las tarifas de aseo que se cobran en Colombia es muy difícil comprar tecnología de punta para aprovechar los residuos, sobre todo, si no fomentamos primero la cultura de separar en la fuente. Conseguir equilibrios financieros es lo ideal, pero aunque hemos avanzado en términos de la inversión en tecnología, nos falta mucho por hacer. Muchos países llevan más de 20 años utilizando contenedores como sitios para la disposición de residuos, pero en Colombia apenas estamos hablando de esa posibilidad y no sabemos dónde se pondrán, quién los operará y si tenemos la logística necesaria para su manejo.

¿Es eficaz el impuesto a las bolsas en términos de reducir la generación de residuos?


Nosotros, como organización no gubernamental, vemos con buenos ojos que se haga una reflexión desde la ciudadanía si reduce el consumo de plásticos o paga una compensación económica por usarlos. Aún así, este tipo de medidas impositivas deben ir acompañadas de campañas pedagógicas para que la gente de a pie se involucre en la cultura de la sostenibilidad que beneficia a todos.

¿Cuál es la ventaja de sistematizar la problemática sobre residuos y cómo ve el proceso que adelanta el Área en el Valle de Aburrá?


Una de las cosas que hacen distinto lo que pasa en el Valle de Aburrá y en Antioquia es la capacidad de acordar y articular los procesos. Y parte del éxito y la eficiencia de cualquier proceso es poder encontrar toda la información posible y a partir de ella plantear salidas. Cuando la Asamblea de Antioquia aprobó la Ordenanza sobre Basura Cero demostró que es un departamento de avanzada, así como el Área Metropolitana está recibiendo todos los días gente de otras ciudades que quieren aprender de las cosas buenas que allí se hacen. En relación con el tema de la gestión de los residuos, no dudo que el PGIRS será una hoja de ruta de trascendencia regional y nacional.