El presidente del Consejo Mundial de Energía, José Antonio Vargas Lleras, abogado y experto en temas de servicios públicos y energías renovables, trajo a Medellín el Segundo Encuentro Internacional de Movilidad Eléctrica como un reconocimiento a la capacidad y el liderazgo del Valle de Aburrá en torno a la movilidad sostenible. ¿Cómo estamos en términos de la movilidad eléctrica respecto de otros países y qué debemos hacer para enfrentar los ODS? Algunas de sus reflexiones.

¿Por qué se escogió a Medellín como sede de este encuentro internacional?


Porque es la ciudad líder en Colombia en temas de movilidad eléctrica. Es la única ciudad en el país que cuenta con un sistema de transporte eléctrico integrado (metro, tranvía y metrocable). Recientemente también ha entrado en funcionamiento un bus eléctrico y se tiene planeado incorporar una flota de 1.500 taxis eléctricos. Además de esto, hay un despliegue importante de estaciones de carga en espacios públicos como centros comerciales para promover el uso de vehículos eléctricos privados y un gran impulso al tema desde empresas como EPM. Hoy en día, el Valle de Aburrá tiene la capacidad de suplir la demanda de 5.200 vehículos eléctricos. Pero lo más importante es que el gobierno local ha estado altamente comprometido con el desarrollo del tema. El alcalde Federico Gutiérrez ha dicho que su objetivo es que Medellín sea la “Capital de la Movilidad Eléctrica de América Latina”, y hace unos días firmó la declaración por medio de la cual Medellín se suma oficialmente a las ciudades del C40, que se comprometen a volver ciento por ciento eléctrica su flota de transporte para 2025 y descarbonizar completamente áreas de la ciudad para 2030.

¿Qué se busca? 


El primer encuentro nos demostró que la movilidad eléctrica ya es una realidad en el mundo e incluso en varios países de nuestra región como Costa Rica y Chile. Este espacio ayudó a aclarar algunos de los mitos que existían entorno a esta tecnología, los fabricantes de vehículos, así como los proveedores de tecnología dieron a conocer los desarrollos que se están dando internacionalmente en vehículos y sistemas de carga. Igualmente, se discutieron los beneficios que esta tecnología trae a las ciudades en términos de calidad del aire, contaminación auditiva, salud pública y eficiencia de los sistemas de transporte.  La idea de este segundo encuentro es avanzar en la discusión, no sobre las barreras, beneficios y mitos, pero sí cómo se puede avanzar en la incorporación de la movilidad eléctrica en las ciudades colombianas. 

¿Cómo está el Valle de Aburrá en torno a la movilidad eléctrica?


El Valle de Aburrá es una región ejemplar para el resto del país y para América Latina. Tiene metas, políticas y planes articulados que permiten un desarrollo de sistemas integrados entre la ciudad núcleo y los municipios aledaños. El Sistema Integrado de Transporte del Valle de Aburra (SITVA) permite una articulación en distintos sistemas de transporte eléctricos, como lo son el metro, tranvía, metrocable, y recientemente EnCicla, el sistema de bicicletas públicas, haciendo no solo de la ciudad de Medellín,  sino de los municipios aledaños, áreas de transporte sostenible. Esta coordinación es clave para poder potencializar los beneficios de la movilidad eléctrica y lograr su despliegue a gran escala, y es una experiencia de la cual otras regiones y países deberían aprender. 

¿Qué está pasando en la región en términos de la movilidad eléctrica?


Es claro que el crecimiento de la movilidad eléctrica es exponencial en todo el mundo. Según Bloomberg New Energy Finance, las ventas globales de vehículos eléctricos en 2018 alcanzarán 1.5 millones.  Hace 4 años, en 2014, estas cifras eran de 289.000. Las proyecciones para 2025 es que se alcance la paridad de precio entre los vehículos eléctricos y a gasolina. Esta explosión en las ventas de vehículos eléctricos está jalonada principalmente por China, cuyo gobierno tiene metas ambiciosas, que incluyen tener flotas de buses 100% eléctricos en las grandes ciudades para 2020. Shezen fue la primera ciudad en cumplir esta meta, hoy en día los 16.359 buses que circulan por sus calles son eléctricos. Además de esto, el gobierno Chino tiene fuertes programas de subsidios para los vehículos eléctricos, así como exenciones de impuestos. Su política más reciente incluye un sistema de cuotas mínimas de producción de vehículos eléctricos para los fabricantes. Estas cuotas pueden venderse en los mercados de forma similar a los bonos de carbono en la Unión Europea. 

En nuestra región, Chile y Costa Rica tienen políticas muy claras para promover el tema. Por un lado, existen metas de incorporación de 100 mil vehículos eléctricos en los próximos cinco años. Además, hay programas de compras estatales de vehículos eléctricos. Por ejemplo, la empresa eléctrica costarricense ICE ya anunció que comprara 100 carros eléctricos este año para su flota oficial. En 2018, se aprobó la ley de movilidad eléctrica que tiene un paquete muy amplio de incentivos incluyendo: 

• Exoneración de impuestos a los repuestos de vehículos eléctricos.
• Exoneración de impuestos a equipos de ensamblaje y producción de vehículos eléctricos.
• Exoneración de impuestos a la infraestructura de recarga asociada a vehículos eléctricos.
• Exoneración del pago de parqueaderos para vehículos eléctricos.
• Uso de parqueos prioritarios para vehículos eléctricos.

Chile cuenta con políticas como un impuesto ambiental que castiga vehículos a gasolina y diésel, los vehículos eléctricos no lo pagan. Existe desde 2014. En promedio un carro paga 1.000 dólares de impuesto ambiental anualmente. 

Además, tiene una tarifa eléctrica especial para recarga de vehículos y un esquema de subsidios a taxis eléctricos de hasta 8.000 dólares y cupos gratis.

¿Y qué está pasando en Colombia?


El Presidente Iván Duque ha sido muy claro en resaltar la importancia de avanzar en materia de movilidad eléctrica y es evidente que este es el momento de acometer una política integral sobre movilidad, pues aunque se han dado algunos avances, todavía hace falta un mayor esfuerzo y enfoque de la política pública para poder avanzar verdaderamente en este tema tan necesario para nuestro país. 

Algunas de las señales positivas que se han dado incluyen el Conpes, que traza la política de Crecimiento Verde y donde se propone una meta de 600.000 vehículos eléctricos a 2030, así como el Decreto 1116 del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, que redujo los aranceles para vehículos eléctricos e híbridos, sujeto a contingentes.  Sin embargo, esto no es suficiente y se deben tomar una serie de acciones que equiparen las condiciones de los energéticos en el sector transporte y otras que promuevan la adopción de los vehículos eléctricos. En temas de movilidad eléctrica masiva, consideramos que es sumamente importane que en todas las licitaciones públicas se incluya una participación mínima de vehículos eléctricos y el cálculo de todos los costos asociados a cada tecnología (incluyendo costos a la salud y el medio ambiente) como criterio para la evaluación de las propuestas. No obstante, el aspecto clave es una mejor articulación de la política pública a nivel nacional y local. Sin el compromiso de los gobiernos locales, la transición a sistemas de transportes sostenibles no será posible. 

¿Qué se espera como resultado de este Segundo Encuentro?


Que el tema de movilidad eléctrica se convierta en una prioridad para el nuevo Gobierno y, particularmente, que se pueda incluir en el Plan Nacional de Desarrollo, ya que este es el documento que marca la hoja de ruta del país en los próximos 4 años. Además de esto, esperamos que los alcaldes y gobiernos locales recojan las conclusiones del evento para promover e impulsar el tema con políticas, programas y regulaciones locales. 

¿Hacia adónde va el tema de energía hacia la  Sostenibilidad del Planeta? 


Lo que estamos viendo es que el sector energético se encuentra en transición, y ésta se fundamenta en tres pilares: electrificación, descarbonización y digitalización. Estos cambios suponen grandes retos y oportunidades para alcanzar la sostenibilidad energética. En el Consejo Mundial de Energía entendemos la sostenibilidad energética como el balance entre seguridad energética (garantizar la oferta actual y futura de energéticos), equidad energética (acceso a energéticos a precios asequibles) y la sostenibilidad medioambiental. Un sistema que logre tener un balance en estas tres dimensiones será sostenible en el largo plazo y permitirá el desarrollo y crecimiento sostenible de la economía. De acuerdo con nuestras proyecciones, la demanda de electricidad se duplicará para 2060 y gran parte de esto será gracias a la electrificación del transporte. 

¿Hablamos de descarbonización de la economía?


Sí. Va de la mano de la electrificación. Hemos visto los crecimientos exponenciales en proyectos de generación solar y eólica. De acuerdo con REN21, en 2017 se invirtieron 265 billones de dólares en capacidad de generación renovable y esto representó el 58% de las inversiones en el sector energético. En términos de energía fueron 98 GW adicionales instalados en generación solar y 52 GW en energía eólica. Las reducciones en los costos de estas tecnologías también han sido enormes, por ejemplo entre 2010 y 2017, el LCOE de la energía solar fotovoltaica se redujo en 72%. Bloomberg New Energy Finance prevé que para 2040 la electricidad desplazará el consumo de 7.3 millones de barriles diarios de combustible. Finalmente, la digitalización también juega un rol muy importante y una vez más interactúa ampliamente con los otros dos pilares. La digitalización de los sistemas energéticos a través de medidores inteligentes y el internet de las cosas, entre otros, permitirá una gestión más eficiente y en tiempo real de los servicios energéticos. 

¿Cómo va Colombia en ese tema?


En el índice de Sostenibilidad Energética que tenemos en el Consejo Mundial de Energía, Colombia se encuentra en el puesto 45, entre 125 países. En la dimensión de sostenibilidad medioambiental es en la que mejor nos desempeñamos, pues nos encontramos de 16 en el mundo, mientras que en equidad, nos encontramos en el puesto 84. Esta es la gran tarea que tenemos como país. Colombia tiene un ventaja y es que tenemos una matriz de generación muy limpia con una participación de la hidroelectricidad de alrededor del 70%, sin embargo la resiliencia de nuestro sistema no es muy alta y debemos diversificar nuestra matriz energética.