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La comunidad internacional ha podido conocer el trabajo articulado que venimos haciendo en el territorio y ha dicho que es vanguardista y moderno. Que la ruta es la sostenibilidad.

Hace unas semanas tuvimos la posibilidad de estar en varios eventos internacionales relacionados con los temas que nos comprometen con el desarrollo armónico, sostenible y sustentable de este Valle de Aburrá. Y cada vez más, comprobamos que el Plan de Gestión de los Territorios Integrados que definimos hace poco más de un año y medio es un plan consistente, vanguardista y moderno, que tiene visión de mediano y largo plazo y, sobre todo, que trazó una ruta que hoy podemos decir que sí va en la dirección correcta: la integración y la articulación. 

Ha sido nuestra convicción la de lograr un acuerdo de sociedad que permita definir hacia dónde vamos, sin desconocer de dónde venimos ni cómo estamos. Durante estos casi dos años de estar al frente del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, bajo el liderazgo y compromiso del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, y de los restantes nueve mandatarios de los municipios que integran nuestra entidad, el diálogo y la concertación han sido instrumentos fundamentales en la consolidación de esa hoja de ruta, reconociendo que son muchos y muy complejos los retos que tenemos en frente. 

Y la razón es simple: no llegamos a la situación actual del territorio por casualidad, sino que ha sido producto de un acelerado proceso de crecimiento urbano, una expansión del parque automotor, a veces sin mayores controles, así como una migración hacia las ciudades, que no estaban preparadas para responder a las demandas de bienes y servicios de los nuevos habitantes. Con un hecho adicional: que ocupamos un valle estrecho y con condiciones de variabilidad climática que hacen más complejos los problemas asociados a la calidad del aire.

De ahí la importancia y lo estratégico que resulta haber venido trabajando duro con todos los actores del territorio en la sistematización de una de las oportunidades, porque en verdad es más una oportunidad que un problema, y es la que tiene que ver con la calidad del aire. 

Pudimos presentar ante la comunidad internacional los alcances y los instrumentos que definimos en el Plan Integral para la Gestión de la Calidad del Aire (PIGECA) y la respuesta fue muy alentadora y nos anima a seguir trabajando en la articulación de todo el conocimiento acumulado. 

En Alemania, Inglaterra y España recientemente se discutieron los avances de la Cumbre sobre Cambio Climático, así como los problemas asociados con la calidad del aire y los nuevos enfoques sobre lo que ahora se llaman los “territorios sostenibles”, un paso más allá de las “ciudades inteligentes”. Y fue entonces cuando pudimos comprobar que nuestro PIGECA es la ruta de la sostenibilidad que tanto hemos buscado como parte de esa articulación e integración que le hace falta a nuestro Valle de Aburrá. 

Claro, el PIGECA por sí solo no resuelve todos nuestros problemas. Por eso también estamos adelantando todo un proceso de diálogo y concertación con todos los actores en el territorio para formular y construir juntos otro valioso instrumento de planificación: el Plan Estratégico Metropolitano de Ordenamiento Territorial (PEMOT). Ambas iniciativas responden a la realidad mundial y las dos buscan lo mismo: hacer un acuerdo de sociedad sobre hacia dónde vamos. 

Nuestro gran aporte ha sido sistematizar la problemática, pero no para quedarnos en el pasado, sino para sistematizar las soluciones, señalar la ruta, porque vemos una gran oportunidad para cambiar la forma en que hasta ahora hemos ocupado el territorio. Cada vez estamos más cerca de llegar a un gran pacto por la sostenibilidad. Es hora de ver el vaso medio lleno, y no medio vacío, como tantas veces nos ha pasado.

Eugenio Prieto Soto 

Director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá