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La asociatividad nos ayuda a resolver la indefinición entre centralismo y autonomía.

Nuestra apuesta es por un territorio sostenible y sustentable, con equidad humana y territorial, en convivencia y paz. 

Pero estos elementos no están aislados. El territorio hace parte de un contexto y depende de unos fenómenos externos. De ahí que el relacionamiento con los actores que en él actúan debe ser producto de la inclusión, el diálogo, la concertación y la participación de la gente. No concebimos un Área Metropolitana del Valle de Aburrá sin articulación con el Departamento de Antioquia y con el Gobierno Nacional. 

En el trípode Territorio-Ciudadanía-Institucionalidad se sustenta nuestra hoja de ruta. Y cuando hablamos de territorio nos referimos al lugar donde habitamos todos, no a un espacio físico y delimitado. Así que cuando hablamos de institucionalidad invocamos al sector público y al privado. Los territorios se comportan como regiones y ahí está las grandes preguntas que nos debemos hacer: ¿Hacia dónde vamos? ¿Cómo nos integramos? ¿Qué futuro queremos para nuestros ciudadanos? 

Colombia ha construido parte de su historia en el debate entre centralismo y autonomía. Por fortuna, hace rato dejamos de hablar de federalismo. Ahora, en la búsqueda de una figura entre centralismo y autonomía, el país entró en la indefinición de su modelo de desarrollo territorial. La soberbia del centralismo ha tenido como respuesta la desidia de la autonomía. Una herramienta fundamental, aunque insuficiente para resolver esta indefinición, es la asociatividad. Después de más de 20 intentos fallidos, el Congreso aprobó la Ley 1454 de 2011, Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial.

Por responsabilidad con ese futuro vamos a retomar los valiosos aportes que en el pasado se hicieron para planear mejor nuestros territorios. Entre otros, el Planea, el Plan Estratégico de Medellín y el Área Metropolitana 2018-2015, la Cumbre de Río. La visión de desarrollo que promoveremos es la que pone la sostenibilidad en el centro de las decisiones y al diálogo y la concertación como requisitos. Esa es nuestra ruta. 

En ella también están implicados los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la COP21, así como los preceptos de la encíclica papal Laudato Si y los principios de la OCDE, como compromiso del Gobierno nacional en su articulación con las regiones. Colombia está hablando hoy de esquemas asociativos territoriales y por eso es por lo que valoramos que en Oriente y otras zonas de Antioquia se dé esa sumatoria de voluntades para integrar los territorios. Voluntades, políticas entre otras, que deben estar acompañadas de capacidades técnicas. 

Esa capacidad para juntarse para trabajar unidos es la que permite acabar con lo que yo he llamado el síndrome del enconchamiento de las autonomías. Los territorios que se encierran en sí mismos no son viables. El camino es compartir visiones, complementar oportunidades, minimizar costos e incrementar la participación ciudadana. Por eso es tan valioso el proceso de adhesión que está ocurriendo en Envigado para integrarse al Área Metropolitana. 

De ahí que en nuestra hoja de ruta acojamos algunos lineamientos sobre el concepto de desarrollo que hace Naciones Unidas. “Hoy el desarrollo se asocia a la denominada “sociedad del conocimiento” que se produce como resultado de tres fuerzas: el saber, la tecnología informática y las telecomunicaciones. Depende del conocimiento y es esencialmente humano. Esta definición sobrepasa la perspectiva intelectual y comporta una propuesta política que busca integrar la economía, la sociedad y la política con cuatro énfasis: 

1. El sector privado como actor político del desarrollo. 
2. La eficiencia de la gestión pública. 
3. La protección del ambiente y el desarrollo sostenible. 
4. La convergencia interterritorial y interpersonal del conocimiento. 

Así, el desarrollo humano está compuesto por cuatro elementos: crecimiento económico como condición fundamental; la equidad distributiva como el objetivo básico; la política social como instrumento para lograr el propósito central y la libertad humana como la máxima expresión de la sociedad”. En conclusión: nuestra apuesta es por la sostenibilidad de los territorios, la integración con equidad, la paz y la convivencia.

Eugenio Prieto Soto

Director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá