Nos compromete aún más con la planificación de los territorios saber que nuestro Plan de Gestión es de vanguardia y tiene visión de largo plazo.

La reciente Cumbre de ONU-Hábitat que se realizó  en Quito, Ecuador, nos permitió conocer importantes experiencias sobre el desarrollo de las ciudades y los innegables desafíos que tenemos a la hora de la planificación de nuestros territorios. Someter a validación de la comunidad internacional nuestra visión del desarrollo metropolitano fue una extraordinaria coincidencia para entender que más que un reto o un desafío, la sostenibilidad es una oportunidad. 

Resultó alentador y, al mismo tiempo, un compromiso descomunal, comprobar que nuestro “Plan de Gestión 2016-2019, Territorios Integrados” es una hoja de ruta vanguardista, con mirada global, de aplicación local. Eso nos produce una enorme satisfacción, pero nos compromete aún más con los objetivos de largo plazo, de mediano plazo y de corto plazo.

Nosotros hemos propuesto que para avanzar en la ruta de la sostenibilidad es necesario y fundamental garantizar el llamado círculo virtuoso del desarrollo, cuyos componentes centrales son la equidad, la competitividad, la integración social, la gobernabilidad y el ordenamiento del territorio que, a su vez, está enfocado en la equidad humana y territorial.
 
Así, el desarrollo humano está compuesto por cuatro elementos: crecimiento económico como condición fundamental; la equidad distributiva como el objetivo básico; la política social como instrumento para lograr el propósito central y la libertad humana como la máxima expresión de la sociedad.

En ese orden de ideas, para avanzar en la ruta de la alianza por la sostenibilidad implica que todos seamos conscientes del territorio en el que vivimos. Y esa conciencia tiene como presupuesto entender la acelerada expansión de las ciudades en el concepto de metrópolis. El problema es que en esa alocada expansión hemos dejado oculta la enorme importancia de lo rural. Los territorios son sistémicos y de ahí que no es posible hablar de desarrollo con equidad si no trabajamos lo urbano y lo rural como un todo.

Parte de nuestro enfoque en la ruta de la sostenibilidad es la relación entre lo urbano y lo rural. Cómo compensamos, cómo nos encontramos, cómo integramos, cómo nos articulamos. Las preguntas que surgen de nuestros modelos de ciudades deben ser si esos modelos ¿son los adecuados?, ¿son los convenientes?, ¿son los sostenibles?, ¿son los ideales?... Y las respuestas surgen de conocer si los criterios de desarrollo en nuestros territorios son criterios de satisfacción o criterios de sostenibilidad.

En nuestra sana opinión, consideramos que hay más de los primeros, que de los segundos, y eso hay que revertirlo. Uno de los retos es avanzar con criterios de sostenibilidad y no seguir en la ruta la satisfacción de los deseos individualistas. El territorio lo ordenamos o se ordena él mismo. Por eso la invitación a que construyamos todos hábitos de vida sostenible.

Es necesario asumir cambios en las relaciones que se generan en una cultura específica: de carácter económico, social y político. Repensar el modo de producción, los conceptos de desarrollo, el poder y los intereses que representan. Se trata, entonces, de un desarrollo sostenible y sustentable, no sólo en lo ambiental, sino también en lo social, económico e institucionalidad (gobernanza).

El pacto por la sostenibilidad va en esa dirección y hace parte de nuestra visión de largo plazo, porque implica profundos cambios en la forma en que habitamos el territorio, qué consumimos, qué construimos, cómo contaminamos menos, para cambiar la ecuación sobre la que hemos construido nuestras ciudades.

Los enfoques de nuestro Plan de Gestión se hacen desde la planificación, lo ambiental, la movilidad, lo social, lo económico productivo, lo cultural, y desde la seguridad, la convivencia y la paz. De ahí que la sostenibilidad no la abordamos como un problema o un desafío, sino como una gran oportunidad para la equidad humana y territorial.

Eugenio Prieto Soto

Director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá