Hacemos un reconocimiento a las empresas que de forma voluntaria le están apostando a la sostenibilidad del territorio.

En los últimos días, aprovechando los escenarios de diálogo y concertación que venimos construyendo con todos los actores y los grupos de interés en el territorio, hemos presentado los avances, logros y retos que nos planteamos dentro del Plan de Gestión de los Territorios Integrados. Vamos bien, pero nos faltan muchas cosas en esa ruta que nos trazamos de articular este Valle de Aburrá en torno a problemas comunes y soluciones conjuntas, con enfoque metropolitano y en busca siempre de la equidad humana y territorial. 

Los desafíos siguen siendo enormes, pero los resultados logrados hasta ahora nos permiten soñar con la consolidación de una planificación de los territorios, con el ciudadano en el centro de las decisiones. 

Por obvias razones, los problemas asociados a la contaminación del aire no han dejado ver el panorama completo de lo que se viene haciendo con todos los sectores, públicos y privados, la academia, los empresarios, los colectivos, las autoridades del orden nacional y departamental, con los colectivos y la ciudadanía, en temas tan trascendentales para nuestro futuro como región, como lo son la producción más limpia y el consumo sostenible. 

Seguimos trabajando duro en la implementación del Plan Integral para la Gestión de la Calidad del Aire en el Valle de Aburrá, pero no perdemos el foco en los otros temas estratégicos que hacen parte de la visión sistémica y virtuosa del desarrollo metropolitano. Tan importantes como la calidad del aire son los asuntos relacionados con la gestión integral del recurso hídrico y de los residuos sólidos, entre otros. 

Nuestra insistencia en la necesidad de cambiar los hábitos de satisfacción por hábitos de sostenibilidad se traduce en el acompañamiento permanente y continuo que venimos haciendo con los sectores empresariales, de transporte, de la construcción, de las universidades y los ciudadanos, en la búsqueda de un pacto por la sostenibilidad del Valle de Aburrá. 

Esta edición de nuestro periódico El Metropolitano, dedicada a los referentes empresariales y a los proyectos que están trabajando en producción más limpia y consumo sostenible, da cuenta de los valiosos esfuerzos que como sociedad estamos haciendo en torno a conseguir un hábitat afectivo y efectivo que posibilite una economía mucho más sustentable y de largo aliento, en términos no sólo económicos, sino sociales y ambientales.

Lo que queremos mostrar con estos procesos de producción más limpia y consumo sostenible es que invertir en lo ambiental sí paga. Que invertir en lo ambiental es rentable. 

Justo es entonces hacer un reconocimiento público a todas esas empresas y organizaciones que de forma voluntaria han venido participando en todo este proceso y han transformado la cultura de la producción en el Valle de Aburrá. Por eso creamos el Programa de Reconocimiento Empresarial que busca reconocer esos esfuerzos, pero también que la ciudadanía los conozca y valore al final lo que aportan a su entorno y a la calidad de vida de sus habitantes. Esas grandes empresas tienen también el compromiso de ayudar a otras más pequeñas a través de un Plan Padrinos para implementar esas buenas prácticas ambientales y de sostenibilidad. Gremios como Camacol, la Andi, Proantioquia, Prosur y ProAburrá norte, entre otros, son parte fundamental en toda esta estrategia de convertir el territorio en un lugar más próspero y equitativo en lo económico, lo social y lo ambiental. 

Todos estos esfuerzos no serían tan valiosos sin el acompañamiento de todos los alcaldes metropolitanos, del presidente de su Junta, el Alcalde Federico Gutiérrez, del gobierno departamental y del Gobierno nacional, que han entendido que la fuerza de unir esfuerzos y compartir visiones comunes son requisitos indispensables para la competitividad de los territorios desde la perspectiva del desarrollo sostenible. 

Pasos firmes, seguros, a veces no a la velocidad que muchos quisieran, pero responsables y realistas hacia la consolidación de un gran Pacto por la Sostenibilidad del que todos somos responsables de definir, implementar y conservar en el corto, mediano y largo plazo.

Los procesos de producción limpia y consumo sostenible demuestran que la rentabilidad también tiene que ser ambiental.

Eugenio Prieto Soto

Director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá