La comunidad internacional nos mira con interés, porque somos un territorio que avanza hacia la sostenibilidad. La movilidad eléctrica es un paso que debemos dar juntos.

La movilidad sostenible sigue siendo uno de esos temas en los que ponemos a prueba nuestra capacidad de planear con criterios de sostenibilidad.

El Valle de Aburrá, dada su compleja conformación geomorfológica y ubicación en un territorio estrecho y de montaña, no ha sido ajeno a los procesos de urbanización a gran escala y a sufrir de forma directa los efectos de la variabilidad climática que están ligados a una expansión del parque automotor, de las industrias, las viviendas y, por ende, a la demanda exponencial de bienes y servicios, incluidos los ecosistémicos.

Uno de esos temas en los que la agenda mundial está debatiendo todos los días está relacionado con la movilidad eléctrica.

Estas dos últimas semanas, y es justo reconocer los esfuerzos de todos los actores, fueron especialmente provechosas para hablar y debatir sobre cómo estamos en términos de la movilidad eléctrica, qué debemos seguir haciendo por la sostenibilidad de los modelos de transporte limpios y eficientes, para dónde van los autos movidos por energía, los híbridos, los que usan hidrógeno y, por supuesto, las bicicletas y motos eléctricas.

El foro sobre Ecomovilidad promovido por El Colombiano y el Segundo Encuentro Internacional de Movilidad Eléctrica que se realiza gracias al Consejo Mundial de Energía son prueba suficiente de dos hechos reales: que no es posible mantener sistemas de movilidad que funcionen con combustibles fósiles y cumplir las metas de los ODS en torno al Cambio Climático y que es necesario romper las barreras que hacen aún muy difícil la transición del parque automotor hacia energías limpias.

En el Valle de Aburrá, por decisiones conjuntas y el liderazgo del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, además presidente de la Junta Metropolitana, el territorio ha desplegado una batería de proyectos y programas que buscan la sostenibilidad ambiental con criterios de equidad.

El de la movilidad es uno de esos pilares fundamentales en la definición del modelo de ciudad que queremos en el mediano y largo plazo. De ahí que no sea una promesa, sino una realidad con avances progresivos el hecho de que el Sistema Integrado de Transporte del Valle de Aburrá (SITVA) es un referente internacional en términos de la movilidad eléctrica, con el metro como esa arteria que irriga de energía a otros sistemas multimodales de transporte como el tranvía, el metroplús, los metrocables, las ciclorrutas y las rutas alimentadoras.

Ese reconocimiento nos compromete a seguir avanzando hacia la sostenibilidad con equidad, no sólo en términos ambientales, sino también desde el ámbito de lo económico y lo social. Y es así como el tema de la calidad del aire aparece en la agenda pública, pero no como un problema, sino como una oportunidad.

A la par de los avances en la integración del transporte público y el uso de tecnologías limpias, este Valle de Aburrá sigue en la implementación de lo que nosotros hemos llamado la “dieta del territorio”, que no es otra cosa que la definición e implementación de un Plan Integral de Gestión por la Calidad del Aire (PIGECA), dentro del cual es fundamental el tema de la movilidad sostenible, limpia y segura.

Dicho Plan ofrece una mirada integral y una hoja de ruta sistémica para enfrentar como sociedad los retos y los desafíos que vienen con el desarrollo y el crecimiento de las ciudades, que para el caso nuestro es un valle integrado, estrecho y en expansión, que demanda decisiones de mediano y largo plazo.

Estos encuentros internacionales son los que permiten la sana retroalimentación y la construcción de agendas comunes para enfrentar los retos de la globalización y las amenazas del cambio y la variabilidad climática. Estamos acá para aprender de otros y compartir con ellos nuestras propias experiencias de éxito. Estamos conectados.

Eugenio Prieto Soto

Director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá